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Chile no necesita más energía sino mejor energía

Sebastián Ureta es sociólogo, Doctor en Media and Communications, London School of Economics y Magister en Sociología (PUC). Es académico del Departamento de Sociología de la UAH.

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Sebastián Ureta, Investigador Responsable de Núcleo Milenio de Investigación en Energía y Sociedad (NUMIES)

Esa es la premisa de Sebastián Ureta, investigador responsable del Núcleo Milenio de Investigación en Energía y Sociedad (NUMIES), proyecto de investigación que espera constituirse en un referente a nivel nacional, regional e internacional de sociología de la energía, que contribuya desde las ciencias sociales a enriquecer el debate sobre energía por medio de la producción de investigación de estándar internacional.

“Nuestra contribución es por una parte el conocimiento pero también ayudar en la intervención. Nos interesa que lo que nosotros hagamos no se quede solamente en artículos académicos o libros, sino también contribuir a generar nuevos estados de la situación, maneras experimentales de lidiar con conflictos ambientales relativos a energía y de pensar el consumo energético, instrumentos concretos de política pública”, señala.

Sebastián Ureta es sociólogo, Doctor en Media and Communications, London School of Economics y Magister en Sociología (PUC). Es académico del Departamento de Sociología de la UAH y su carrera como investigador se ha centrado en el análisis de políticas de infraestructura en Chile desde una perspectiva teórica basada en los estudios de ciencia, tecnología y sociedad (CTS).

“Chile no necesita más energía, Chile necesita mejor energía”

Con esta afirmación Ureta resume las tres áreas de investigación de NUMIES, que aborda las diversas problemáticas energéticas del país: la Infraestructura, la regulación y mercado, y el consumo.

Existe la idea de que nuestro país necesita producir más energía, pero para el investigador y académico de la UAH, no se trata de cantidad sino de producir energía de manera sustentable y también de un consumo eficiente de ella. Chile necesita producir, distribuir y consumir energía de una mejor forma. La tendencia mundial es la transición a un régimen de energía más renovable: energía eólica, solar, energía hidroeléctrica de bajo impacto (centrales de paso). “Creemos que esa transición es una transición que va no solamente en el sentido tecnológico sino en el sentido social es decir si vamos a generar un modelo de generación eléctrica en chile que sea realmente sustentable esa sustentabilidad se construye no solamente trayendo las nuevas tecnologías que produzcan energía renovable, sino generando nuevas relaciones entre los involucrados, entre las autoridades , las empresas, opinión pública y comunidad, y eso no se va a generar un sistema que realmente sea renovable en Chile si no se acompaña la renovación técnica con la renovación social”.

Uno de los temas relevantes de investigación del proyecto NUMIES es precisamente analizar las diferentes dinámicas y tipos de conflictos y formas de movilización que se han dado en el último tiempo. Las comunidades empoderadas son actores relevantes que surgen en respuesta a conflictos específicos, según Sebastián Ureta estos grupos van evolucionando “y esa adaptación muchas veces lleva a que la comunidades terminen produciendo datos técnicos científicos que pueden ser de un nivel mucho más sofisticado incluso que los propios actores del Estado”. En casos como el de Alto Maipo, por ejemplo, hay una participación de jóvenes profesionales del Cajón del Maipo y el conflicto no existiría si no fuera por ellos, sin embargo, hay otras comunidades con menos recursos disponibles que gracias a los medios de comunicación y las redes sociales, potencian su capacidad de movilizar a sus integrantes incluso en zonas lejanas del país.

Para Ureta, aunque no es un conflicto energético sino ambiental, un buen ejemplo de la acción de la comunidad es el caso de Caimanes, en la Región de Coquimbo, donde las movilizaciones de los vecinos lograron que el Juez del Tribunal de Los Vilos, decretara la demolición del tranque El Mauro de la Minera Los Pelambres, cuyos residuos han contaminado el agua del pueblo.
Lo mismo ocurrió con la central Hidroaysén “la coordinación entre los actores locales y los actores de ONGs llevó al descarte del proyecto, en términos oficiales sigue el proceso, pero ya todo el mundo lo da casi por descartado”.

¿Pacificación Ciudadana?

El investigador realiza una positiva evaluación del Gobierno en materia energética sobre todo por la creación de la Unidad de participación y Diálogo del Ministerio de Energía, en marzo de 2014. La nueva unidad tiene como misión relacionarse con las comunidades y escuchar sus inquietudes respecto a los proyectos energéticos y está a cargo de Javier Zulueta, ex director de Un Techo para Chile y académico del Diplomado en Estrategia y Gestión de la Responsabilidad Social Empresarial de la UAH.

“Es un cambio sustantivo ya que se reconoce que en el fondo sin lo social no hay innovación en temas energéticos” señala, aunque aclara que sigue pensando que “Muchas veces ese acercamiento al tema de lo social, a la participación ciudadana, se entiende como ´pacificación ciudadana´, en el fondo lo que se busca es apagar conflictos más que muchas veces entender de verdad cuáles son las posiciones que conllevan a oponerse por ejemplo a un nuevo proyecto energético, los acercamientos que se hacen son acercamientos que son participativos siempre y cuando los que participan estén dispuestos en el último momento a entender la posición de los técnicos y entender que la central tiene que existir”.

Siguiendo con el tema de la participación ciudadana cuando se le pregunta si la decisión de revocar el horario de invierno debió ser consultada a la ciudadanía, el académico destaca que “es un ejemplo quizá de un resabio de la manera tradicional que se han llevado a cabo las políticas energéticas en Chile y que también nos muestra, que si bien el Ministerio (de Energía) ha cambiado mucho o está en un proceso de cambio que es súper interesante en términos de incorporar el tema social, todavía le falta, y no solamente al Ministerio sino en general al aparataje público chileno le falta entender que los actores sociales, sin doctorados y sin la experticia más formal, son actores que tienen el derecho y la capacidad para participar activamente en la toma de decisiones, sea a través de encuestas, de debates, y no solamente imponer las medidas esperando que la gente se acostumbre”.

Consumo sustentable

Otro eje investigativo del proyecto NUMIES es fomentar el consumo sustentable lo que se traduce directamente en el ahorro de energía. La pregunta central es ¿Por qué si la gran mayoría de la gente tiene la conciencia de que la energía es algo que tiene valor y que su producción genera externalidades como contaminación entre otras, sigue consumiendo y ‘derrochando´ la energía?

Las campañas de consumo eficiente y las diferentes medidas de racionalización de energía no han dado resultados. Seguimos manteniendo nuestros televisores, cargadores y múltiples equipos electrónicos enchufados aunque no estén en funcionamiento (Estos aparatos consumen energía incluso en modo stand by). Pero no es sólo a nivel doméstico, muchas empresas, centros comerciales e instituciones no tienen una política de eficiencia energética, como sí existe en otros países.

El diagnóstico del investigador es que muchos de los problemas que han encontrado las campañas de eficiencia energética en Chile parten de la base de un conocimiento muy débil de lo que son las prácticas de las personas respecto al consumo de energía. “Una encuesta da una visión muy general, pero da una visión del deber ser, es muy diferente lo que yo digo de mi consumo que lo que yo hago. Si tú le preguntas a las personas respecto al cambio climático, a la contaminación todos te van a decir que son temas relevantes para ellos que están preocupados, que les gustaría contribuir, pero cuando uno compara eso con las prácticas de consumo se da cuenta de que no se practica.

Además de las campañas educativas también existe tecnología que ayuda a controlar mejor el consumo. El consumo eficiente es un cambio de conducta y también innovaciones tecnológicas a nivel de usuarios mayores como empresas, comercio, instituciones. “Se podría pensar en poner diferentes precios a diferentes tipos de consumo. El consumo comercial de energía debería costar más por ejemplo, las pantallas luminosas, debería costar el doble y la capacidad técnica de poder entregar diferentes energías a diferentes precios es algo que existe, se podría pensar en un control de derroche energético, podría ser una falta que se multen los supermercados, no sé si eso existe en otro país”.

“El tema de la eficiencia energética requiere partir de una base de conocimiento que sea más sofisticado ese conocimiento no existe y uno de nuestros objetivos es poder contribuir en esa tarea, poder contribuir a través de varios estudios de caso que vamos a llevar a cabo tratando de construir esta matriz de entendimiento respecto de las prácticas de consumo”.

Más información de Núcleo Milenio de Investigación en Energía y Sociedad (NUMIES)

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