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Egresado UAH, Juan Eduardo Furche, Cónsul de Chile en Nairobi: “Esta pega exige, además de mucho estudio, un conjunto enorme de habilidades blandas y sociales”

Dice de él que no fue un alumno brillante, pero su carisma y un carácter porfiado lo llevó a ser diplomático y hoy representa a Chile en Kenia. Es Juan Eduardo Furche, 35 años, egresado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado: “A la UAH le debo haber hecho los ramos más de una vez, porque saqué provecho de esa experiencia”, señala.

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“Trabajo en la tierra del Rey León!”. Así se presenta el egresado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UAH, Juan Eduardo Furche, actual Cónsul de Chile en Nairobi, Kenia cuya labor como diplomático es ser la voz del país afuera y asistir a los chilenos que viven o visiten ese país. Según su experiencia, los temas que ve en Nairobi son hablar por Chile en el espacio multilateral que son los organismos internacionales como ONU Hábitat o el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), así como también trabajar en la relación bilateral con Kenia y temas consulares que van desde pérdidas de carnet de identidad hasta organizar las elecciones en el exterior. ¿Cómo logró entrar a este mundo? ¿Qué obstáculos tuvo que sortear? Aquí este carismático muchacho relata el paso a paso para lograrlo.

Su biografía académica parte cuando quiso ser piloto comercial y sacó su licencia en la U. Federico Santa María, después vino la búsqueda de una carrera. En Santiago, su mamá -que desde sus años universitarios era amiga de sacerdotes jesuitas como Felipe Berríos y Antonio Delfau- lo llevó de un ala a la UAH y le dijo: “Elige una”. Juan Eduardo tenía muy buen puntaje PSU, pero no sabía lo que quería estudiar, no le gustaba nada. Para encontrar su destino decidió matricularse en un programa que lo ayudara a decidir: “Me metí a bachillerato y estudié arte, historia, filosofía y literatura, pero me eché la mitad de los ramos”, recuerda. Dando tumbo en tumbo llegó a la Facultad de Ciencias Sociales y por fin decidió estudiar Ciencia Política y Relaciones Internacionales donde también asume que fue un muy mal estudiante.

– ¿Por qué elegiste estudiar esta carrera? –

– Me llamó la atención que hablaba de diplomacia, guerras, y la malla tenía una especialización en relaciones internacionales y me fui por ese lado. Me costó mucho entender todas las materias, pero al final en el último año con dos ramos atrasados preparé mi tesis y la práctica la hice en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, ANEPE.  Ahí trabajé en un área con temas de economía y presupuesto de defensa. Practiqué mucho el Excel, que me sirvió un montón como bolsa de herramientas para lo que haría después. En la práctica éramos un grupo de diez alumnos y nos ofrecieron hacer un diplomado que también hice. En ese diplomado tuve un compañero que era diplomático y él me dijo: “deberías postular a la académica diplomática porque tienes todo el perfil”. Y yo le dije: “estás loco, soy el más porro de la Universidad. Para mí en ese momento ser diplomático y astronauta eran como lo mismo y sabía que la selección era muy dura, cada año postulan entre 500 y 700 personas y quedan 15. Pero di la prueba”, señala.  

– ¿Qué requisitos te piden la Academia Diplomática para postular? –

-Además del título universitario, son varias pruebas: una escrita que son ensayos de temas como relaciones internacionales, economía internacional, derecho internacional y administración pública. Después di la prueba de inglés, luego las pruebas psicológicas y otra prueba oral muy específica donde te hacen sacar un papel y respondes a una comisión y al final tuve otra entrevista. Esta postulación para los subnormales como yo hay que prepararla muy bien. Esa vez quedé número 27 y entran 15. No entré.

– ¿Y qué hiciste? –

-En la ANEPE me ofrecieron hacer una maestría con los mismos temas de las pruebas de ingreso a la academia y volví a prepararme para dar de nuevo el examen y quedé en el lugar número 200. Del 27 pasé al 200, pensé. Me fue peor. Y al año siguiente me metí a un curso de preparación especial, estilo preuniversitario, me suscribí al The Economist, me apliqué Flores de Bach y me preparé seriamente y di las pruebas de nuevo y quedé tercero en la selección final. Recuerdo que el director de esa época, el Embajador Juan Somavía, me dijo: “Juan Eduardo: ¿Explícame cómo pasaste del 200 al 2? Y le dije: “Embajador, este es un proyecto de largo plazo”.

Una vez dentro de la academia estudió dos años de nivelación en materias esenciales de diplomacia como protocolo, temas fronterizos, y materias de seguridad y defensa. “Te forman como diplomático genérico y tienes que saber hacer de todo, ya que te pueden mandar a una misión en Naciones Unidas o a un consulado”, dice.  Después los alumnos trabajan en la Cancillería. A él le me tocó estar en el área de asuntos políticos de América del Norte, y luego en la de Europa, trabajando con países como Azerbaiyán o Armenia o Rusia y Ucrania antes de la guerra.

– ¿Explica qué significa ser un diplomático de carrera? –

– Nuestro trabajo es ser la voz del país en el mundo, como diplomático siempre hablo en nombre de la República de Chile. Se entiende que es estar cinco años afuera y uno acá, hacemos la mayor parte de nuestra vida en el exterior. Los diplomáticos somos en total unos 500 por planta y cubrimos un montón de posiciones.

– ¿Por qué elegiste África como destino de trabajo? –

-Porque es una plaza donde tenía opciones y es una región que me interesa hace mucho tiempo, en la UAH hice mi tesis sobre cooperación de Brasil en África y tengo mi lado comunitario, estuve 10 años en TECHO como voluntario de construcciones y quería ver cómo funcionan las ONG en terreno y África es la última frontera y estaba disponible. Además, la embajada de Chile en Kenia tiene la representación ante el programa de Naciones Unidas del Medioambiente y para los Asentamientos Urbanos que es urbanización sustentable, por lo tanto, era una opción natural pedir que me enviaran a Kenia.  

– ¿Qué le recomendarías a un joven que quiere dedicarse a la diplomacia?

-Mi consejo es que se ponga a estudiar ahora mismo porque ya está atrasado, es muchísimo lo que hay que saber, así que además de mucho estudio, hay que desarrollar un conjunto enorme de habilidades blandas y sociales; si no eres capaz de lograr conexiones es irrelevante que tengas un doctorado en relaciones internacionales. Para ejemplificarlo, siempre digo “a los diplomáticos nos pagan por ser simpáticos, somos capaces de hablar de muchos temas diferentes con mucha gente y sacarles el rollo rápido”. En Naciones Unidas, por ejemplo, estábamos reunidos y nos estalló la guerra en Ucrania y teníamos materias que negociar, eran las tres de la mañana y tuvimos que saber muy rápido qué querían los chinos o los estadounidenses, por nombrarte a algunos, y eso lo logras si los conoces antes.    

-Mirando para atrás: – ¿Qué profesores te marcaron en el pregrado? –

– Puedo nombrar a Shirley Götz, Sergio Valdés e Isaac Caro que me motivaron mucho en el área de Relaciones Internacionales de la carrera y a la UAH haber hecho los ramos más de una vez, porque se pude sacar provecho de esa experiencia y más allá de normalizar el fracaso, mi consejo es bancárselo y que no sea limitante porque la vida sigue y no hay que bajarse del tren. Finalmente me fue bien por cansancio, postulé a muchas pegas y en casi todas me dijeron que no. Me iba mal, pero seguí y ahora sigo para adelante.

-Por último y tomando en cuenta la contingencia: ¿Qué piensas de los embajadores que llegan a serlo por cuoteo político y no son de carrera? – El nombramiento de embajadoras y embajadores es una potestad constitucionalmente exclusiva de la presidencia, sin embargo, donde sea que los envíen pueden contar con un equipo de diplomáticos de carrera preparado y profesional para transmitir la imagen y voz de Chile.

Malla flexible en la UAH 

La carrera de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado tiene una malla semiflexible, que permite a los estudiantes orientar su formación académica en función de sus intereses y tres especializaciones. acompañadas de cursos de orientación profesional que entregan herramientas para la futura inserción laboral. Entre las especializaciones está la de Relaciones Internacionales, Análisis Político y Gobierno y Gestión Pública. Actualmente la directora es Shirley Götz, Candidata a Doctora en Estudios Americanos, Universidad de Santiago, Chile. Magíster en Ciencia Política mención en Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

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