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La universidad tensionada

… ante la actual situación de estallido social y pérdida de legitimidad de la institucionalidad, la primera reacción de la institución universitaria ha sido ofrecerse para profundizar en el diagnóstico de lo que ocurre, y elaborar, desde sus disciplinas, soluciones y propuestas. Sin embargo, estas tareas, fundamentales, por cierto, son insuficientes.

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La actual situación nacional y también la que se está viviendo en otros países de Latinoamérica hacen imperioso profundizar en la reflexión acerca del rol que cabe a las universidades en el desarrollo y evolución de la sociedad. Una de las principales características que tiene la institución universitaria, y que explica que nos refiramos a ella como construcción sociocultural, es su relación de impacto mutuo con la sociedad. De una u otra manera, la universidad impacta en la sociedad (a través del conocimiento y reflexión que genera y de los profesionales que forma) y se ve impactada
por la sociedad, mediante la incorporación año a año de nuevas generaciones de estudiantes y de los requerimientos que el contexto va haciendo a la institución. Lo que sucede en la sociedad es entonces insumo y producto del trabajo universitario.

Esta doble vinculación (de impacto mutuo con la sociedad) explica que, dependiendo de la situación, la universidad oscile entre dos polos, que podrían parecer extremos de un continuo. A veces se repliega sobre sí misma cerrando sus muros –la clásica imagen de la torre de marfil que requiere tomar distancia de la realidad para poder reflexionar acerca de la misma– y, en otros momentos, se abre y compromete con pasión con las banderas y demandas del entorno, para colaborar con fervor al desarrollo económico del país y a todo tipo de causas ideológicas para ser fiel a su misión de estar al servicio de la humanidad.

Se enfrenta así a una tensión que la obliga a mirar y revisar sus prácticas de gobierno, de gestión y sus actividades cotidianas, intentando equilibrar los requerimientos internos y externos, y abordar tres tareas: la formación de personas y profesionales con su docencia, la reflexión pura y libre, generando conocimiento que podría ser considerado inútil y la búsqueda de solución a los problemas más apremiantes que la sociedad tiene en un
momento determinado…

Ricardo Carbone, director de Aprendizaje Institucional

Ver artículo completo en Revista Mensaje

 

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