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Mujeres que estudian después de los 50

Libres y decididas: son mujeres que estudian después de los 50 años, inician un pregrado o vuelven por un diplomado o un magíster, con la inquietud intelectual de aprender nuevas tecnologías, implicarse en los ámbitos de discusión actual, y expandir sus conocimientos.

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Por Carmen Sepúlveda

Cecilia Jerez, alumna de Pedagogía en Inglés: “Es más difícil siendo mamá”

Cecilia Jerez, estudiante de Pedagogía en Inglés.

El día en que se publicó la lista de los convocados por la Universidad Alberto hurtado, un tuit llamó la atención y recibió muchísimos retuits: un joven contaba que su mamá de 50 años entraba a la universidad a cumplir su sueño.

Esa mamá es Cecilia Jerez, quien postergó su vida académica para criar a sus 5 hijos. Del tuit han pasado dos meses y hoy es alumna de Pedagogía en Inglés en la Universidad Alberto Hurtado. Cuando se enteró de lo que había escrito su hijo en Twitter se avergonzó y se molestó muchísimo. No le parecía raro estudiar con más de 50 años, porque tiene amigas en Canadá que lo hacen. “Pero en Chile no, mamá. Y con tu ejemplo estás demostrando que acá también se puede ser profesional a la edad que sea”, cuenta que le dijo su hijo (el mismo que escribió el tuit).

“El inglés es mi primer idioma —dice Cecilia Jerez—. Soy hija de un exiliado político y por esa razón viví en Canadá hasta el año 97”. Hoy es alumna mechona y cuenta que haber ingresado a la universidad ha sido un constante “bombardeo de información”.

—¿Cómo es estudiar un pregrado a los 50 años?

—Te tomas las cosas más en serio. Valoro que es una oportunidad que se me dio y no fue fácil. El año pasado tuve que pagar para convalidar mis estudios, y no tenía los recursos. Tuve que sacar mi cuarto medio y me dio rabia porque estudié en Canadá y aquí tuve que dar exámenes y aprenderme la historia de Chile. Viví todas esas trabas del sistema. Y, en mi opinión, es más difícil siendo mamá. Los horarios contemplan ventanas largas y las carreras son extensas.

—¿Y la familia te apoyó?

—Mi marido cree en mí porque el inglés es mi primer idioma. Siento que en Chile hay una deuda con el idioma; mis hijos han tenido clases de inglés en los colegios y ahí les enseñan lo básico, pero no aprenden a comunicarse. El inglés es una herramienta que sirve para tener oportunidades laborales fuera del país. Esa es mi motivación.

—¿Cómo fue tu primer día?

—Mi marido me había dicho “te voy a dejar en auto a tu primer día”, y yo le respondí “nooo”. Y bueno, me perdí. Me bajé mal en el Metro, llegué atrasada a la bienvenida, tuve la primera clase de filosofía y no entendí nada. Pero mis compañeros estaban igual de perdidos que yo.

Verónica López, periodista: “Siempre fui editora y poco me tocó reportear, escribir y esta era mi oportunidad”

Verónica López, periodista, estudiante del Diplomado de escritura narrativa de no ficción.

“¿Qué haces tú aquí?”, le dijo una de las profesoras a la destacada periodista Verónica López cuando la vio como estudiante del diplomado de escritura narrativa de no ficción de la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado.

La trayectoria de López es tan robusta que perfectamente podría haber sido una de las académicas del diplomado. Sin embargo, se matriculó y se aventuró a aprender nuevas técnicas para la investigación porque durante su vida profesional creó y dirigió medios, como revista Sábado, Caras, Semana de Colombia, Antílope.

Como resultado de este diplomado, Verónica publicó el libro La chica invisible de editorial Cuarto Propio. El proyecto, dirigido por Roberto Herrscher, director del programa, abordó los efectos de la pandemia en la salud mental de niños y adolescentes chilenos.

—¿Por qué volviste a estudiar?

—Estudié durante la pandemia porque era imposible quedarse al margen. Y se me dio la posibilidad de perfeccionarme en un tema que no me era fácil. Siempre fui editora y poco me tocó reportear, escribir y esta era mi oportunidad.

—¿Qué circunstancias lo propiciaron?

—La soledad. No poder ver a mis nietos, ver muy poco a mis hijos y a mis amigas. Y la tecnología. Cuando me matriculé recuerdo que no lo podía creer. Me preguntaba “¿iré a ser capaz?”.

—¿Qué descubriste en el reporteo?

—Descubrí que las familias lo estaban pasando demasiado mal y que los que estaban peor eran los más chiquitos. Eso había que reportearlo, había que ampliarlo. Y yo tenía una chiquita cerca, que fue mi luz y mi guía.

—¿Tuviste muchos profesores que te conocen y respetan?

—Una sola profesora dijo en voz alta “qué haces tú aquí”, porque me conocía más. Todos los demás, que fueron un tremendo aporte según sus especialidades, no me conocían y para quienes fui una alumna más. Fue una gran experiencia y un gran aprendizaje. Es impresionante lo preparados que estaban todos, lo que sabían, lo que nos transmitieron. Imposible pensar en que una podría estar a su altura.

Maritza Cabello, estudia Contador Público Auditor: “Mis profesores son geniales y lo que no entiendo lo reviso en YouTube”

Maritza Cabello, estudiante de Contador Público Auditor.

Su experiencia en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Alberto Hurtado comenzó con una extensa conversación con el profesor y director de la carrera que hoy estudia, Eduardo Leyton, quien la orientó en la manera de enfrentar este proceso académico. Maritza reconoce que, una vez que partió su carrera universitaria, se encontró con un mundo diferente, que no había visto nunca y con una estructura muy diferente a lo que ella había vivido. “Me costó un poquito entender la dinámica al principio, pero ahora me quedan tres ramos y me titulo”, dice.

De joven estudió secretariado administrativo y trabajó muchos años en temas de recursos humanos. Y ahora que sus hijos son grandes y profesionales pensó que no debía postergar lo que siempre soñó.

—¿Qué ha sido lo más difícil?

—La tecnología y las palabras que nunca había escuchado. Pero acá están te enseñan todo, mis profesores son geniales y lo que no entiendo lo reviso en YouTube.

—¿Qué le dirías a las mujeres que, como tú, tienen el sueño de ser profesionales?

—A todas les digo que siempre se puede; que se van a topar con rocas, pero si caminan a paso firme lo van a lograr. Tengo 52 años y mi examen final lo voy a dar a los 54, pero sé que me voy a regalar mi título.

—¿Qué idea cultural de las mujeres mayores de 50 años crees que se debe derribar?

—Que somos viejas y que no servimos para integrar empresas grandes. En el mundo laboral, Chile está al debe. Otros países, como Estados Unidos, valoran la experiencia de las adultas: somos comprometidas, sabemos poner límites, no tenemos la urgencia de los hijos, somos más responsables y líderes muy competitivas, porque díganme que sacar delante a hijos en un mundo actual no es una herramienta que vale. ¡Claro que vale!

Verónica Lagos, alumna de Licenciatura en Filosofía: “Volver estudiar es una de las buenas decisiones que he tomado en la vida”

Para la actual responsable de coordinar las actividades institucionales de la Universidad Alberto Hurtado, Verónica Lagos, estudiar un pregrado nació por pura casualidad. Un día le comentó al director del Bachillerato en Humanidades de la UAH, Samuel Yáñez, que siempre había querido hacer ese bachillerato. Y él le respondió “¿y por qué no lo haces?”.

Así partió su aventura académica, que la atrapó y que fue el inicio de una búsqueda permanente por dar continuidad a esta manera de mantenerse activa intelectualmente. Del Bachillerato en Humanidades, pasó al Bachillerato en Filosofía, una disciplina que la cautivó y que derivó a una nueva conversación con el coordinador de la Licenciatura en Filosofía de la UAH, Héctor Trincado, quien le ofreció continuar la Licenciatura. Hoy es una alumna de pregrado que comparte con compañeros de 18 años. “Me queda un año de estudios, creo, y trato de no sobrecargar el semestre para compatibilizarlo con el trabajo. Me da una pena que se termine”, cuenta

—¿Qué te motivó para volver a estudiar?

—Fue un desafío personal que me rondaba hace años. Quería aprovechar la oportunidad de acceder a un aprendizaje sistemático; dimensionar, efectivamente, cuáles eran mis competencias personales. Representaba una aventura movilizadora.

—¿Qué circunstancias te lo permitieron?

—Trabajar en una universidad con un marcado carácter humanista; la existencia del programa de Bachillerato; tener la posibilidad de acceder a la beca de funcionario… y tener hijos grandes.

—¿Cómo ha sido compartir con los jóvenes?

—Ha constituido un desafío adicional, una experiencia en sí misma. Ha significado derribar barreras y prejuicios. He conocido a personas inquietas que cuestionan y que reflexionan, jóvenes bastante más libres, que me han aceptado generosamente y que son muy entretenidos.

—¿Cómo impacta en ti el conocimiento adquirido?

—Lo recibo como un regalo, me estimula, me mantiene activa y consciente de cuánto me falta por aprender. Volver a una sala de clases, ver la entrega y el compromiso de profesoras y profesores no ha dejado de impactarme y es una de las buenas decisiones que he tomado en la vida.

Viviana Muñoz, jueza y alumna del Magíster en Prevención, Seguridad Urbana y Política Criminal: “Las mujeres hemos elevado las expectativas sobre nuestro desarrollo personal”


Viviana Muñoz, jueza y alumna del Magíster en Prevención, Seguridad Urbana y Política Criminal.

Viviana Muñoz es una mujer pionera. Fue nombrada como segunda jueza de Policía Local de Santiago y asumió cuando se inauguró el 4° Juzgado de Policía local de Santiago, en los años 40. Si bien ha tenido la oportunidad de ocupar cargos de poder, su mirada es que queda mucho por avanzar: “Es un camino que no puede seguir a paso tan lento”.

—¿Cómo ha sido tu experiencia profesional en un mundo de hombres?

—Ha sido desafiante. La abogacía que me tocó ejercer era, preferentemente, entre hombres. Fue lo mismo cuando estudié, en los años 80. En mi curso las alumnas no éramos más del 30% del total. Al ser una profesión en que se valoraba mucho la formalidad y la cortesía, sentí un trato cortés, pero a veces también paternalista por parte de los hombres. En los primeros años creía que debía mostrarme asertiva, categórica, frontal, para dar confianza a los clientes e impresionar a las contrapartes. Luego me fui acomodando a mi carácter, procurando siempre estudiar cabalmente los temas y exponer argumentos serenamente, lejos de modelos tradicionales que emanaban de esta profesión dominada por hombres en ese entonces.

Parte de su biografía es que se integró a la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado para estudiar el Magíster en Prevención, Seguridad Urbana y Política Criminal. Para ella es un anhelo constante aprender nuevos conocimientos: “Mi interés por la conflictividad humana y cómo ayudar a reducirla, en especial la violencia, me hicieron ver en el magíster un lugar que me permitía abarcar ambas inquietudes, y que además lo ofrecía una universidad de las que para mí son verdaderas e importantes de nuestro país”, cuenta.

—¿Cómo fue tu día a día académico?

—Cursar cada asignatura fue un enorme aprendizaje. Me encontré con profesores brillantes, grandes expertos en sus materias, y compañeros muy diversos, de los que también aprendí mucho. Los contenidos de las asignaturas me parecieron, en general, adecuados. Si bien la modalidad online, que fue usada cuando hice el magíster (2021-2022) puede restar algo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para mí fue una de las variables que me permitió hacerlo.

—Hoy cada vez son más las mujeres adultas que estudian carreras de pregrado y postgrados. ¿Cómo explicarías tú este fenómeno?

—Considero, por un lado, que las mujeres hemos elevado las expectativas sobre nuestro desarrollo personal, que por siglos fue una limitante para nuestra emancipación, y ha puesto como meta natural el acceso a la educación superior. Por otra parte, más mujeres hemos podido alcanzar condiciones materiales para ser libres y desarrollarnos como individuas, sin depender de los recursos de los padres o del marido. Podemos acceder a mejores ingresos como profesionales; tenemos menos hijos que nuestras madres y abuelas, o elegimos no tenerlos; y contamos con medios tecnológicos que tecnológicos ayudan en las labores domésticas. Todo eso nos ha permitido contar con los recursos y los tiempos personales necesarios para abocarnos al desarrollo de nuestras capacidades y anhelos.

 

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