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“Poner el foco del trabajo en la dignidad humana es el sello que me dejó la UAH”

Sebastián Cantuarias es ex alumno de Ingeniería Comercial. Estudió entre los años 2003 y 2008 en nuestra Facultad. Eligió entrar a la UAH porque creyó en los valores y principios que la Universidad le podría entregar, “además, una carrera de Ingeniería Comercial pensada desde el humanismo me pareció un foco muy importante para los desafíos que está viviendo hoy la humanidad”, nos cuenta.

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El 2016 Sebastián y un grupo de personas crearon una plataforma de préstamos Peer to Peer (P2P) Doble Impacto, donde empezaron a operar para gestionar financiamiento a empresas de impacto positivo y desde ahí escalar hasta transformarlo en banco. “Sabíamos que era muy difícil hacer un banco de un día para otro y por eso trazamos un camino de aprendizaje de creación de capacidades. En el 2017 hicimos el estudio de prefactibilidad, con lo que ingresaron los primeros inversionistas al proyecto, y así hasta ahora hemos seguido un plan muy trabajado, con mucha responsabilidad, con muchos banqueros que nos han guiado”. En año 2020 esperan solicitar la licencia a la autoridad regulatoria para que así el banco esté operativo en 2022. De igual forma, hoy las personas ya se pueden sumar a Doble Impacto donde pueden invertir en empresas que están haciendo bien las cosas.

¿Cuál crees que es el sello más importante con el que sale un hurtadiano?

Poner el foco del trabajo en la dignidad humana, ése es para mí el sello. Entender el trabajo como la forma en que uno va aportando en la sociedad. A partir de esta mirada del trabajo, uno entiende que su trabajo debe estar puesto al servicio de la transformación de la sociedad, ahí es donde la dignidad humana se transforma en el centro de la identidad.

Háblanos sobre tu trayectoria profesional.

En el colegio yo había dedicado gran parte de mi juventud al atletismo y proyectaba una carrera como deportista de alto rendimiento, pero el año 2001 ingresé como voluntario a los trabajos de Un Techo Para Chile, y ahí entendí que ésta era mi verdadera vocación. A partir de eso siempre entendí el voluntariado como un compromiso laboral. Estuve en Techo hasta el 2004 y ahí, junto a un grupo de personas, creamos la Fundación Proyecto Propio, que fue una de las primeras fundaciones de aquella época que empezó a trabajar temas de participación ciudadana. Estuve también en la Fundación Rostros Nuevos y en el Infocap en Campamentos. Siempre ligado a las obras sociales de la Compañía de Jesús en temas de pobreza y territorio. También hice clases en el Diplomado Planificación Territorial de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, en el contexto de vulnerabilidad social. Ésta ha sido la vocación que me ha acompañado siempre, la idea del trabajo como motor de transformación de la sociedad.

¿Cómo se te ocurrió el proyecto de la banca ética?

No se me ocurrió, la banca ética es algo que existe en el mundo desde hace más de 40 años. Hay un banco holandés que se llama Triodos Bank, que tiene este enfoque y que fue fundado en la década de los 70. De ahí salió Joan Melé, quien fue subdirector de Triodos España y vino a Latinoamérica el año 2012 a contar la idea de la banca ética. Pasaron varios años en que se conversó mucho respecto de crear un banco como éste. Para el año 2016, con un grupo de personas, decidimos dar el paso y creamos la plataforma de préstamos P2P Doble Impacto, donde empezamos a operar para gestionar financiamiento a empresas de impacto positivo y desde ahí escalar eso hasta transformarlo en banco. Sabíamos que era muy difícil hacer un banco de un día para otro y por eso trazamos un camino de aprendizaje de creación de capacidades. En el 2017 hicimos el estudio de prefactibilidad, con lo que ingresaron los primeros inversionistas al proyecto, y así hasta ahora hemos seguido un plan muy trabajado, con mucha responsabilidad, con muchos banqueros que nos han guiado. Para el año 2020 esperamos solicitar la licencia a la autoridad regulatoria y que el banco esté operativo en 2022. Pero hoy la gente ya se puede sumar a Doble Impacto, donde pueden invertir en empresas que están haciendo bien las cosas.

¿De qué se trata el proyecto de la banca ética?

Se trata de entender que el banco es el corazón de la economía, el que va haciendo fluir el dinero. Que es la sangre en la economía, es el tipo de sociedad que vamos construyendo. La sociedad de consumo la crea el crédito de consumo. Entonces, este proyecto se trata de crear un banco que asume esta responsabilidad e invierte en sectores de la economía donde están los desafíos de equidad y sostenibilidad. Hoy vivimos en uno de los países más desiguales del mundo, nuestros niños se están empezando a morir de gordos, no entienden lo que leen, hemos creado ciudades segregadas donde impera la violencia, las zonas de sacrificio, la destrucción de la tierra para cultivos saludables, entre muchos desafíos. Éste es un banco como cualquier otro que uno ve caminando por el centro de Santiago, pero lo que lo diferencia es que se hace cargo de su rol e invierte sólo en empresas que generan impacto positivo en este tipo de sectores de la economía.

¿Con quién lo estás trabajando?

Este proyecto está siendo impulsado por un grupo de fundaciones, donde destacan la Fundación Avina y Sistema B. Creamos para liderar el banco la Fundación Dinero y Conciencia que está presidida por el banquero catalán Joan Melé. Acá hay mucha gente interesada en cambiar la forma en que hacemos economía, muchos inversionistas, empresas que se quieren financiar con este banco. Es una fuerza de conciencia muy grande que está emergiendo.

¿Este proyecto está enfocado para crear igualdad con las mujeres?

Mucho más que sólo igualdad. Decimos banca ética y no banco ético, porque queremos pensar una banca desde lo femenino, que entiende la economía desde el cuidado desde el respeto por el otro. Por eso no es un banco con equidad de género, no es mitad y mitad, es mucho más que eso. Nuestro banco está siendo liderado por mujeres, tenemos gerenta de impacto, gerenta de inversiones, gerenta en medio ambiente, en desarrollo social, entre muchas áreas. Para nosotros esto no se trata de cuotas, se trata de generar espacios donde las decisiones se tomen desde ese enfoque del cuidado que lo dan los liderazgos femeninos.

¿Por qué crees que este es un buen proyecto? ¿Crees que va a tener un gran impacto?

Latinoamérica es el continente más desigual del mundo, pero a su vez el más rico en biodiversidad y recursos naturales. Todo lo que nos está ocurriendo como sociedad, como una mirada más responsable del planeta, de respeto por las comunidades originarias, de consumo responsable, que si bien es muy muy incipiente es real y por eso pensamos que este banco tendrá éxito; porque hay una avalancha de conciencia, en un contexto de un continente que es muy rico en muchos aspectos. Pensamos que un banco latinoamericano que aborde los desafíos de sociedad es algo que podrá ser de gran impacto.

Qué mensaje le darías a quienes están estudiando hoy, a quienes quieren ser emprendedores.

Que se preocupen de las ventas, que no hay emprendimiento sin vender, menos Canvas, menos Power point bonitos y más planillas de Excel y planes de ventas. Hay que tener mucho cuidado con ese “realismo mágico” del emprendimiento que anda en el aire, donde los emprendedores se dedican a hacer charlas TED y postular a capitales semilla, y dejan de poner foco en las ventas. La sostenibilidad de una empresa en el tiempo y su aporte a la sociedad requieren que las empresas vendan. Si no es sólo un lindo relato.

 

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