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¿Cuál es el problema con la elite?

Qué entienden por élite y cuál situación actual son las preguntas que hizo La Tercera a una serie de profesionales, entre ellos el filósofo Juan Manuel Garrido, académico y Director del Doctorado en Filosofía de la UAH.

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Juan Manuel Garrido, Director del Doctorado en Filosofía

Juan Manuel Garrido, filósofo:
“Acá tienen una lectura más realista que las de Estados Unidos”

Juan Manuel Garrido, Director del Doctorado en Filosofía

Juan Manuel Garrido, Director del Doctorado en Filosofía

Para Juan Manuel Garrido, director del Doctorado en Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado, hay una diferencia relevante entre lo que está pasando en Chile y lo que ocurrió en Estados Unidos: mientras acá sabemos hace rato que existe una disociación entre las elites y los ciudadanos, los estadounidenses se “desayunaron” con el triunfo de Trump. “Aparentemente, acá las elites tienen una lectura más realista que las de allá”, dice. Garrido agrega otra razón para ser cautelosos al comparar: “Trump ganó con un discurso abiertamente racista, sexista y xenófobo, y acá no conocemos ningún candidato con ese discurso y que concite una adhesión abierta”.

La tesis de Garrido es que si bien el electo presidente de EE.UU. supo administrar el miedo de los ciudadanos -como lo hacen los populistas-, el voto blanco dirigido al empresario no se explica sólo por el miedo al traficante, al negro o al inmigrante, sino que esas personas parecen tenerles miedo a las elites. “Trump recibía a diario descalificaciones a través de la prensa por las estupideces que pensaba o el simplismo de sus ideas, pero nadie sopesó que al hacer eso se estaba atacando al votante de Trump. Las elites descalificaron los razonamientos fáciles, que son los primeros que llegan a la mente de cualquier persona. Ese simplismo es muy humano”.

Para Garrido, la intolerancia a la irracionalidad es un fenómeno muy propio de las elites, acá y allá. “El xenófobo o el sexista no pueden sostener discursivamente lo que piensan, pero nadie se pregunta por qué sostienen eso o a qué le tienen miedo. En vez de eso, los descalifican y los hace a un lado, que es lo más fácil”.

Agrega que “sólo las elites dispuestas a no explicar el fenómeno del populismo como un arrebato de locura o una intervención diabólica, sino como uno íntimamente humano y ciudadano -como el miedo-; sólo las elites dispuestas a empatizar con el miedo van a darse oportunidad de entenderlo y de controlarlo. Las elites deben dejar de condenar a quienes perciben como otros, de simplificar las cosas y ponerles oído a las personas y a lo que piensan y sienten”.

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