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Consciente de su interés por estudiar Arqueología, Constanza Arecheta postuló como primera opción a la Universidad Alberto Hurtado. Tras haber revisado las mallas de las distintas instituciones donde se imparte la carrera en Chile, decidió que la UAH era la alternativa que mejor cumplía con sus expectativas. Tras su egreso, se adjudicó fondos de Becas Chile con el cual logró finalizar el “Máster Universitario Erasmus Mundus en Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana”, en Tarragona, España.
En cuarto medio empecé a buscar qué universidades tenían Arqueología, y me di cuenta que eran muy pocas. Empecé a comparar las mallas y la UAH fue la que más me gustó, porque tiene laboratorios prácticos de muchas materialidades, y eso es vital para la arqueología. Puede parecer absurdo, pero no pasa en todas las universidades. Hoy recomendaría la UAH porque tenemos excavaciones y terrenos casi todos los años. Tiene un equipo de profesores muy variado, y por sobre todo, las instalaciones que tenemos en la UAH son súper buenas. El laboratorio de Arqueología, que recientemente inauguró un nuevo espacio de vanguardia, debe ser uno de los mejores del país.
Siento que esa es una de las características importantes que tiene la carrera. Haber abierto en 2013 te permite tener profesores con una visión más actualizada y no tienen el peso de seguir una línea tradicional de la Arqueología.
Al matricularse en la UAH, Constanza ya tenía claro su objetivo: investigar y desarrollar la arqueología en su lugar de origen, la Patagonia. Apasionada desde siempre por las piedras, decidió especializarse en el análisis de piezas líticas, una de las distintas líneas de investigación que integra la carrera.
Yo creo que es importante, en todas las materialidades de la arqueología, entender los procesos y las decisiones que tomaban los grupos humanos del pasado. Porque éstas nos hacen entender las decisiones que tomamos hoy. En específico, lo bueno de estudiar un registro lítico, es que es inorgánico. Es decir, no se pudre y no desaparece. Las rocas son uno de los pocos registros que se mantienen en el tiempo, adquiriendo un valor inmensurable. Y también, a través de estas investigaciones, podemos tener una mentalidad un poco más sostenible, porque estamos hablando de grupos humanos que, a diferencia de lo que pasa hoy en día, vivían en un equilibrio y balance con su medio.
El Máster Universitario Erasmus Mundus, que se llama “Magíster del Cuaternario y Evolución Humana”, se imparte en cuatro lugares: España, Italia, Portugal y Francia. Yo elegí Tarragona, España, y lo agradezco mucho porque conocí a personas de casi 30 países. Tuve una apertura de mente brutal con respecto a otras culturas, otras formas de vida, otras estructuras mentales. Mis compañeros eran de todo el mundo y yo era la única chilena.
Me quedó muy claro que el nivel de la arqueología en Chile es muy alto en el sector privado y en la investigación. En el privado, porque en Chile tengo trabajo, mucho más que en España. Y en la investigación también hay un nivel muy potente. En el máster, hubo muy pocas cosas que no hubiese aprendido ya en el pregrado. Puedo decir que el nivel de profesores que tuve en la UAH es excelente.
Una persona que fue vital en la formación de mi carrera fue Boris Santander, actual director de Arqueología UAH. Él me permitió no solo ser ayudante del curso “Prehistoria de América I”, sino también que pudiera hacer clases, y me aconsejó en torno a oportunidades que yo no sabía que estaban disponibles. Se fue formando una relación con el tiempo, y de hecho gracias a él yo llegué a España, porque me aconsejó en el proceso de postulación a las Becas Chile. También fui parte de distintos proyectos de investigación. Trabajé con Consuelo Huidobro, Víctor Sierpe, Jimena Torres. Y en términos más estudiantiles, recuerdo mucho mi participación en la construcción, junto a la primera generación de la carrera, de los primeros estatutos de la organización política-estudiantil de Arqueología UAH. Y también, el trabajo que realizamos junto a Valentina Huerta en la comisión de género durante 2018, en plena ola de feminismo.
Eso está muy en pañales. Sigue siendo un tema que, al final, tenemos que aplicar en la medida que trabajamos. Por ejemplo, estudiamos a los grupos cazadores recolectores, y por mucho tiempo se ha hablado del hombre cazador y de la mujer recolectora. Y eso puede ocurrir, pero no es una situación generalizada. Eso es lo que cuesta que muchos entiendan. Lo más bonito de la arqueología es que un día puedes descubrir algo y te puede cambiar todo lo que pensabas sobre eso.