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Transitar el ciclo completo de Tutora de Acompañamiento Integral: la experiencia de Francisca Basaure

Hace tres meses llegó al País Vasco para terminar su último semestre de la carrera de Derecho. Una experiencia que, según dice, “ha sido como volver a primer año de […]

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Hace tres meses llegó al País Vasco para terminar su último semestre de la carrera de Derecho. Una experiencia que, según dice, “ha sido como volver a primer año de universidad”, con los mismos desafíos emocionales, culturales y académicos que eso significa. Pero hay una gran diferencia entre ser alumna nueva de la Universidad de Deusto Bilbao a cuando llegó a la Universidad Alberto Hurtado, en 2018: hoy se convirtió en su propia Tutora de Acompañamiento Integral (TAI).

Esta es la historia de Francisca Basaure, una hurtadiana de 22 años que ha transitado desde ser estudiante hasta convertirse en Tutora de Acompañamiento Integral. 

ENTRAR A LA UNIVERSIDAD

Proveniente del Instituto Superior de Comercio (INSUCO 1), Francisca fue parte de la segunda generación de estudiantes acompañados por PACE UAH. Es categórica al graficar lo importante que fue para ella comenzar la educación superior con una tutora: “Sin ella, el primer año no lo pasaba”.

“Los estudiantes PACE entramos con una visión de mundo muy sesgada. Estamos acostumbrados a que nos vaya bien en el colegio muchas veces sin estudiar. De los contextos que uno viene es costumbre que nos digan ‘es que tú eres inteligente y tienes que cumplir con estas expectativas’. Pero llegas a la U, estudias todo el día y tu primera nota es un 2”, explica Francisca.

Y agrega: “Uno, después de la primera nota está abandonando todo. Pero me tocó de tutora a Camila Guiñez, que es una de esas personas bacanes que no te vende la universidad como un lugar para sacarte las mejores notas y ser la mejor en todo, si no que te venden la universidad como un lugar donde conocer y desarrollarte”.

De esta manera, Francisca pudo dimensionar “la situación bastante más privilegiada” que vivieron como estudiantes acompañados, en comparación “con alguien que se enfrenta a la universidad por primera vez y solo/a”.

SER TUTORA EN PANDEMIA

Tras su positiva experiencia con Camila, Francisca no tuvo dudas en pasar al otro lado y convertirse en una TAI. Un camino que significó un doble desafío ese año para todo/as lo/as tutores/as y estudiantes de la universidad: la pandemia y la vida virtual.

“Los alumnos llegaron con tanta emoción de entrar a la universidad y pasó que te encerraron en una habitación a tener clases online. Los TAI éramos de las pocas caras conocidas de la UAH para ellos, no tenían ese contacto con sus compañeros/as porque nadie prendía las cámaras en sus cursos”, relata Francisca.

A la vez que ella también tuvo que encontrar formas de acostumbrarse a llevar sus estudios en formato virtual, comenta que logró entablar una relación cercana con su primera tutorada. A la fecha, Francisca ha acompañado a ocho estudiantes de su carrera.

“Algo que me quedó súper marcado de la Cami, y que yo se lo repito a mis tutorados, es que no somos máquinas, que nosotros también sentimos y tenemos derecho a sufrir, que al final la evaluación es lo que tocó en ese momento. Quizás ese día fue malo y te tocó rendir, aun cuando no estabas en la capacidad de hacerlo”, recalca.

RECOMENDACIONES TAI DESDE ESPAÑA

Esta es la primera vez que Francisca está tan lejos de su hogar, en una universidad nueva, con nuevas personas y una cultura hasta entonces desconocida, por lo que no duda en afirmar que “el hecho de ser Tutora de Acompañamiento Integral me ha ayudado a gestionar ciertas situaciones vividas aquí para poder integrarme a grupos, enfrentar un semestre nuevo, a no forzar nada”.

Y desde Bilbao, ciudad que la recibirá hasta febrero, le envía un mensaje a quienes sean seleccionados para convertirse en tutores y tutoras el próximo año: “No intente ser superhéroes, nosotros como TAI no tenemos que salvar a nuestro/as tutorado/as, nosotros tenemos que acompañarles. A veces pasa que uno, inconscientemente, toma una actitud paternalista de no querer que reprueben un ramo o que le vaya mal, pero son cosas que pueden pasar. Hay que escucharlos sin juzgar, intentar transmitirles que una mala nota nos los define como estudiantes, ni como profesionales ni como personas. Asumir que van a pasar situaciones difíciles y que nosotros no las podemos gestionar todas, para eso está el equipo”.

“Y hay que tener apertura de mente y ganas de aprender. Lo rico e interesante de ser TAI es que uno va creciendo con sus tutorados”, concluye Francisca.

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