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“Chile un país envejecido: el protagonismo que le debemos a las personas mayores”

Columna de opinión de Lorena Gallardo, Doctora en Trabajo Social por la U. Complutense de Madrid, académica del Departamento de Trabajo Social UAH.

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Fuente: La Tercera.com

 

Chile es uno de los países más envejecidos de Latinoamérica y las proyecciones indicarían que esta tendencia se mantendrá y nos transformaremos al 2050 en un país hiperenvejecido. Está claro que no estábamos preparados para este cambio en la estructura demográfica y los diversos retos que suponen para la sociedad, ya sea en materia de pensiones, cobertura de salud, adecuaciones urbanísticas, etc. Prueba de ello son las complejas y desventajosas condiciones que enfrentan muchas de las personas mayores chilenas, por tanto, podemos afirmar que la mayoría está en riesgo de exclusión y que las estructuras sociales generan desigualdad y no permiten un desarrollo inclusivo.

Cuando hablamos de excluir, la RAE nos indica “quitar a alguien o algo del lugar que ocupaba o prescindir de él o de ello”. Se trata de una noción negativa descartar, rechazar, negar la posibilidad de algo, apartar, dejar fuera, no ser parte, no participar (…). Como país no hemos generado una estructura pública robusta de cuidados y seguridad social que garantice la inclusión de este grupo social. Ahora bien: hay dos ámbitos que tienen un peso sustantivo en el bienestar de las personas mayores. Por un lado, la exclusión económica y por otro, la exclusión social. En ambos casos la pandemia las ha recrudecido y las ha visibilizado con más notoriedad.

En general las personas mayores están excluidas económicamente e incluso están sobreendeudadas para mantener sus gastos en el día a día. Es ampliamente comentada la merma en las condiciones de vida de las personas mayores al jubilar. Los bajos montos de las pensiones obligan a muchos a seguir trabajando hasta edades avanzadas o bien a que sus estructuras familiares reorganicen un sistema interno de colaboración en los gastos básicos. Teniendo en cuenta que las pensiones no logran satisfacer las necesidades básicas como una alimentación equilibrada y variada, compra de ropa o zapatos adecuados al clima y las condiciones físicas, el pago de las cuentas básicas del hogar, que ahora han de incluir el plan del celular e internet, etc. Este elemento es un ámbito central del bienestar, no solo en la vejez, las personas deben tener garantizadas la seguridad económica para poder mantenerse sanas, activas y socialmente integradas…

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