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No está el horno para bollos, pero si para galletas: receta para una buena adaptación a la enseñanza virtual

Muchos/as nos hemos tenido que enfrentar de manera abrupta al desafío de la enseñanza en línea en las últimas semanas.

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Si bien con el estallido social tuvimos un acercamiento forzoso al mundo de la enseñanza virtual, siempre estuvo en el horizonte cercano el retorno a las clases presenciales, en las que comunicarse simultáneamente es la fórmula para transmitir y recibir los saberes y prácticas. Hoy, frente al avance de la pandemia, ese horizonte se esfumó y no está el contexto para la enseñanza tradicional.

Ante tanta incertidumbre, con nuestro equipo decidimos reunir toda la información disponible, consejos y medidas, para crear, sobre la marcha, una receta sencilla que permita adaptarse a la labor docente en línea. Este fue el resultado.

Preparar la mezcla con tiempo antes de ponerse a cocinar

Durante enero y febrero muchos/as docentes estuvimos planificando nuestro semestre. Estábamos acostumbrados a bloques de clases de entre 45 y 50 minutos en los que combinábamos clases expositivas y actividades, posiblemente ya probadas en la práctica. Hoy, que estamos adaptando esas clases al formato e-learning, debemos tener en cuenta que la enseñanza online tiene muchas diferencias con las clases presenciales: el consumo de contenido es inmediato y se enfrenta a estímulos diversos que capturan la atención de los/as estudiantes.

Durante las primeras semanas, probablemente nos coordinamos por medio de herramientas de videollamadas como Zoom, Skype, Microsoft teams o Hangouts Meet, perocon el paso de las semanas esto puede volverse un desafío. Por un lado, uno debe conocer de antemano las diversas herramientas web a utilizar. Y por otro lado, lograr que todos tus estudiantes tengan una buena conexión a internet en el mismo horario es sin duda un reto.

Por eso, docentes innovadores como Alexandra Frost profesora estadounidense de educación media estadounidense aconseja avanzar hacia clases asincrónicas, es decir, crear las clases con anterioridad: videos de entre 5 y 15 minutos previamente grabados, a los cuáles los estudiantes puedan acceder en cualquier horario del día y cuantas veces quieran (Para revisar el artículo completo de Alexandra Frost entra aquí: https://www.weareteachers.com/online-learning-not-perfect/?fbclid=IwAR0JNba9qMNdfz_TlbATqdHydUUZgX2e-EBHLDW1uNFPIzdc6NIEgwo3-nc). Esto trae consigo el beneficio de la flexibilidad para el docente y para los/as estudiantes, y omite el paso de conocer en profundidad los softwares de videollamadas Para esto, Microsoft Power Point, por ejemplo, ofrece la posibilidad de grabar la presentación que ya tenías preparada con tu voz de fondo, para que puedas profundizar en el contenido presentado en las diapositivas.

Aprovechar lo que hay en la alacena: los recursos en línea

Los recursos educativos abiertos (Open educational resources) han estado disponibles todo este tiempo y llegó el momento de aprovecharlos. Es importante revisar qué existe, a qué recursos gratuitos tenemos acceso. En la red existen infinitos videos interactivos, tutoriales, charlas y actividades en línea, que podrían apoyar nuestro trabajo y motivar a nuestros/as estudiantes a aprender. Algunos canales de Youtube en español conocidos por su contenido educativo son Edutopia, Khan Academy español, Educatina y La Eduteca;  en inglés hay otros tantos más, como lo son Google for education, Ted-ed, entre otros (y para encontrar muchos más entra aquí: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/canales-videos-educativos-en-youtube/ )

Recordemos que las nuevas generaciones tienen un vínculo mucho más estrecho con la información en línea, de modo que a) Ya están acostumbrados a consumir contenido en internet, saben acceder a él y b) Les divierte y les motiva. Incluso, esta puede convertirse en una oportunidad única para guiar a los estudiantes a la búsqueda de conocimiento en línea, de manera que sepan distinguir qué información es relevante y veraz, y qué contenido no lo es.

Actualmente, también han aparecido múltiples iniciativas de docentes que comparten contenido y técnicas de enseñanza como lo son ProfesconChile y WeAreTeachers (para unirte a algún grupo de Facebook de profesores entra aquí: http://www.cristic.com/70-grupos-de-facebook-para-profesores/). Nunca está demás actualizarnos y revisar cómo nuestros pares están lidiando con esta difícil tarea. Finalmente, usar las redes sociales a nuestro favor puede significar preguntar y compartir a nuestros pares las experiencias que hemos tenido con e-learning. Sin duda estamos todos, como país y como planeta, sumidos en esta nueva experiencia, que puede (y debe) ser una oportunidad única para aprender.

Pre-calentar el horno: instrucciones claras y reglas laxas

Suena un poco obvio, pero es importante definir cómo van a funcionar las clases el resto del semestre: ¿cuáles serán los horarios de envío y respuesta de correos?, ¿qué herramientas de comunicación usaremos? Es importante en este periodo de incertidumbre y “desorden” poder entregar instrucciones claras de cómo funciona la plataforma o herramienta de e-learning que utilizaremos, de manera sintética y con vocabulario simple; muchos de nuestros estudiantes puede que no las sepan utilizar. Este pre-calentamiento va a prevenir el bombardeo de correos electrónicos con preguntas de la forma y no de fondo.

Aunque las definiciones del curso se mantendrán durante el semestre, es relevante definir reglas que estén sujetas a modificación. El aula de clases actúa como una especie de laboratorio que aísla a estudiantes y docentes de los estímulos del mundo exterior. Hoy nuestra aula es el hogar, en el cual existen de por si diversas tareas (aseo, cocina, compras, etc.), muchas veces el cuidado de otros; a lo que se suman problemas de conexión y computadores lentos. En ese sentido, las exigencias, los plazos y la toma de asistencia deben flexibilizarse y adaptarse a la contingencia.

Revisar que se doren las galletas: comunicación constante con los alumnos

La comunicación siempre es y ha sido un elemento clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy más que nunca debemos dialogar con nuestros/as estudiantes, saber si han podido conectarse, si las herramientas o plataformas virtuales que estamos utilizando son amigables y si necesitan un mayor apoyo de nuestra parte. Hablar con otros nos ayuda a todos bajar los niveles de ansiedad y de angustia. Para ello, un consejo es establecer un bloque de una hora diaria en que estarás conectado y disponible para poder responderles cualquier inquietud.

Por otra parte, si bien es difícil, fomentar la comunicación entre pares es muy relevante. Nuestros/as estudiantes necesitan hoy más que nunca de sus redes de amigos/as y compañeros/as para mantener la motivación por la materia. Planifica al menos una actividad de investigación grupal, en que deban conectarse, recopilar información en línea y crear fichas bibliográficas sobre alguna temática de interés.

Probar de a poco y sin quemarse: evaluaciones a la medida y sin sobrecargar a los estudiantes

Creo que todos tenemos la duda sobre cómo vamos a recoger evidencias de aprendizaje en esta modalidad virtual. No queremos bombardearlos de cuestionarios con preguntas de selección, tampoco con preguntas de desarrollo que sean eternas de responder. En este contexto, es una buena idea asignarles tareas fáciles de corregir. Por ejemplo, en vez de un ensayo pedir un mapa conceptual, en vez de un informe pedir un cuento con imágenes o fotografías. Así la actividad se vuelve entretenida para los estudiantes y para ti como profesor/a al momento de corregir. Es muy importante también cuidar tu propio bienestar como docente.

Y por último, ¡saciar el hambre (de conocimiento)!

Que nos encontremos en tiempos de incertidumbre no impide que nuestros/as estudiantes aprendan lo esencial del contenido de nuestras clases. Este desafío que estamos enfrentando como sociedad, nos obliga a repensar la forma en que nos preparábamos para compartir conocimiento, dando prioridad a aquellos saberes que son útiles para enfrentarse a escenarios adversos y cambiantes. Veamos la situación del hoy como una oportunidad de aprender y enseñar (a nuestros estudiantes y a nosotros/as mismos) las habilidades de la flexibilidad y adaptabilidad, y junto a ellas, la posición activa dentro del proceso de aprendizaje, enseñándoles las recetas para saciar ellos mismos su hambre de conocimiento. Nuestra labor como docentes se encuentra desafiada como nunca antes en la historia, pero apoyándonos mutuamente y compartiendo estas “recetas”, seguiremos manteniendo firme nuestro rol formativo de la sociedad.

Por Macarena Alegria
Socióloga UAH

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