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Diego Blanco, Alumni Psicología UAH

Diego Blanco, Alumni Psicología UAH: “En la UAH aprendí que la niñez debe ser comprendida en función de su historia y memoria. Y por lo tanto tiene un carácter político” […]

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Diego Blanco, Alumni Psicología UAH: “En la UAH aprendí que la niñez debe ser comprendida en función de su historia y memoria. Y por lo tanto tiene un carácter político”

Por: Patricio Aguilera Zulantay, Alumni Periodismo UAH.

¿Cómo acompañar la socialización de la niñez temprana y los procesos de crianza? Junto a compañeros/as, Diego decidió crear, en 2004, la Casa del Encuentro, programa que se propone dar acogida a niños y niñas entre los 0 y 6 años junto a sus cuidadores/as, mujeres gestantes o padres en la espera de un hijo/a. Actualmente es Director Clínico del espacio, además de Psicoanalista y Supervisor Clínico del Centro Psicológico UAH. 

Estamos en un momento de gran reflexión en torno a los vínculos y cómo los cuidados pueden impactar notoriamente en nuestros futuros. ¿Cómo nació la Casa del Encuentro, un proyecto que tiene su foco en este desafío? 

Deriva de mi primer encuentro con el psicoanálisis, gracias a un profesor que recuerdo mucho, Gonzalo Miranda. Durante mi primer año de carrera, esa clase sembró en mí una posición ética, que sumada a los componentes sociales y políticos, derivó en la formación de la Casa del Encuentro. 

Imagino que a lo largo de estos años, tu visión en torno a la niñez se ha complejizado. ¿Qué has podido reflexionar en torno a las infancias? 

Hay muchas escuelas que enseñan la psicología del desarrollo centrada solo en los hitos del desarrollo. Pero en UAH aprendí que la niñez debe ser comprendida en función de su historia y memoria. Y por lo tanto tiene un carácter político. Y también aprendí que lo necesario para la construcción de políticas públicas de la niñez es entregar al otro la dignidad de ser escuchado, su historia y memoria, en su calidad de ciudadano político. Por ello, la Casa del Encuentro es un proyecto tremendamente importante y necesario para construir una política pública de la niñez en Chile con una ética, una política y un sello social. 

¿Qué análisis harías de la política pública actual en torno a la niñez? ¿Qué hace falta o qué incorporarías? 

Creo que la niñez requiere una política pública que desprivatice los sufrimientos que puedan tener las niñeces y orientarlos a un entendimiento por producir espacios públicos para la niñez, donde se pueda hablar sin ser juzgado o reorientado por estandarizaciones. Chile requiere una política pública con la niñez y no hacia la niñez, puesto que sólo así podremos escuchar la participación de niñes como sujetos ciudadanos y no como sujetos a controlar.

Durante tu trayectoria personal y profesional has incorporado una mirada muy política de la psicología. ¿Cómo aportó la UAH a ese posicionamiento? 

Gracias a mi paso por la UAH, yo diría que lo principal fue tomar el estatuto político de la psicología. Convertirla en un oficio que siempre interrogue los discursos hegemónicos, que habitualmente están muy naturalizados, llenos de una moral que no contribuyen a la vida digna y a una escucha ética. 

En ese sentido, ¿qué desafíos tiene pendiente la psicología en torno a las infancias? 

Diría que el desafío principal está en dejar de despolitizar todas las prácticas de control y vigilancia que tiene la psicología sobre la niñez, y considerar los efectos morales, sancionadores y homogeneizantes que muchas veces se naturalizan a título de estandarizaciones, que poco dicen de la historia de un territorio, su cultura y las personas que lo habitan. En este sentido, la psicología tiene como gran desafío revisar sus discursos y los impactos que estos han traído para la niñez en Chile, pues muchos de ellos han sido los causantes de introducir nociones como las llamadas habilidades parentales, las cuales han llevado a sancionar las maternidades y a separar a les niñes de su familia.

También eres Supervisor Clínico del Centro Psicológico UAH, donde has podido interactuar con profesionales y estudiantes. ¿Qué destacarías de las y los futuros psicólogos de la UAH? 

Me encuentro en un momento laboral muy interesante. En el CEPS me desempeño como supervisor de terreno, con profesores y estudiantes muy buenos. Y digo buenos porque lo percibo en el modo en que reflexionan y piensan los casos clínicos: con una postura política y no ajena a la realidad social. No los piensan como una mera reproducción de teorías, y eso me parece tremendamente relevante.

En ese sentido, y a partir de tu propia visión y experiencia personal, ¿hacia dónde deberían apuntar las y los estudiantes de psicología UAH? 

A partir de mis aprendizajes y paso por la universidad, creo que lo más relevante es poder ocasionar un proyecto colectivo que permita pensar grupalmente, construir pensamiento colectivo, crítico y cuestionar lo establecido. Destaco de la UAH que piensan la universidad como un proyecto colectivo que se centre en los estudiantes para que puedan ser agentes críticos de pensamiento. 

¿De qué forma se manifestó ese desafío durante tu paso por nuestra universidad?

La acogida de esta universidad fue muy importante para mi. Junto al grupo que se formó, se logró una acogida lo suficientemente necesaria para acompañar un proceso reflexivo, establecer críticas en conjunto, discutir. No era solo ir a la universidad, sino también pensar juntos. 

En estos 25 años de la Universidad Alberto Hurtado, el nuevo lema es “Universidad para el bien común”. ¿Cómo definirías este concepto? ¿Qué reflexión te genera? 

Pienso en el bien común a partir del trabajo que hace Silvia Federici, al plantear que el bien común nunca está dado; se construye, se produce. El bien común nunca puede estar dado a priori, sino que se produce de manera colectiva y en un entramado social con pobladores, pobladoras, con vecinos, vecinas, niños, niñas…

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