Por carmen Sepúlveda
Su desempeño académico y profesional ha estado ligado principalmente a la USACH, siendo académica, directora del doctorado en educación y hasta ahora, directora del Programa de Acceso Inclusivo, Equidad y Permanencia (PAIEP). A la UAH se integra esta semana y en esta primera presentación con la comunidad saluda a las y los jóvenes y a las y los académicos a quienes les dice que es una autoridad comprometida con las trayectorias educativas cuyo sello será potenciar la docencia y que abrirse hacia nuevas áreas como la ingeniería es una posibilidad real: “para mí que la Universidad Alberto Hurtado tenga una base en las Ciencias Sociales y en las Humanidades y que desde ahí se pueda pensar que emerja una ingeniera o un ingeniero me parece de lo más relevante para el nivel en el cual está la sociedad”.
Lorena López Fernández visitó el campus de la UAH esta semana y se integró el 2 de agosto en su nuevo cargo que deja el destacado académico Pedro Milos quien informó en la última cuenta pública institucional que dejaba la vicerrectoría. Aquí parte del pensamiento de la nueva autoridad que aterriza en rectoría.
– ¿Cómo asume este nuevo desafío como vicerrectora en una universidad humanista? –
-Me siento muy contenta, estoy con ese cosquilleo de lo nuevo y que de alguna manera en una época de pandemia se agradece muchísimo porque es una invitación que me hace el Rector a un viaje cuando los aeropuertos están cerrados y hemos estado por meses quietos en nuestros hogares. Por cierto, que en cada viaje nuevo que emprendo voy con mi maleta y esta vez llevo un reconocimiento a mi trayectoria y eso se agradece en un mundo que valora el trabajo que realizamos las mujeres porque son manifestaciones que demuestran que nosotras sí tenemos nuevas oportunidades. Es un orgullo y un desafío tremendo, tengo una enorme responsabilidad y lo tomo con humildad para hacer este viaje juntos; como dice el rector “de manera conjunta construiremos el futuro de este presente”.
– ¿Qué tiene que saber la comunidad de usted? –
-Que en el ámbito educativo tengo una mezcla formativa por ser ingeniera civil industrial y doctora en ciencias de la educación lo que me hace tener un amplio repertorio de formas de conocer. Dentro de mis intereses está la contribución a la justicia social y a la equidad y que la frase “Bienvenidos a pensar” también tiene que ver conmigo porque miro los problemas desde distintos puntos de vista, me interesa escuchar y estar en el lugar desde donde se busca la verdad. Ser ingeniera me hace reconocer situaciones problemáticas y a los observadores que las observan y cuando uno reconoce que es un observador que distingue lo que lo puede distinguir no más es más fácil buscar nuevas miradas que permitan encontrar soluciones a problemas complejos.
– ¿Cómo se construye ese compromiso social? –
-En mi trayectoria desde la Universidad de Santiago he podido comprender el mundo desde lo que es una universidad pública, lo que son las desigualdades sociales y lo que es la búsqueda de contribuir a su disminución. En el último tiempo, estuve a cargo del Programa de Acceso Inclusivo, Equidad y Permanencia (PAIEP) -que dio origen al Programa de Acompañamiento Efectivo a la Educación Superior (PACE), de alcance nacional- y desde ahí tuve la oportunidad de conocer de primera fuente la experiencia de los estudiantes que ingresan por esa vía a la educación superior, los cuales manifestaban que el programa les había cambiado sus vidas y para mí eso es una tremenda satisfacción.
-La UAH es una casa de estudios de las Ciencias Sociales y las Humanidades le puedo decir que no es fácil encontrarse en el patio con ingenieros-
-Debe haber algún ingeniero o ingeniera camuflado por ahí, puede haber alguien que estuvo un año, no sabemos. La ingeniería me entregó una estructura de pensamiento, de cómo abordar los problemas y cuando hice el doctorado en educación leí todo lo que quería leer y fue fascinante para mi cambiar las formas que tenía de conocer. Por lo tanto, ambas formaciones me han aportado a ser quien soy.
“Llegar a ser vicerrectora en una universidad jesuita cuando provengo del mundo laico es una gran responsabilidad”
-Estamos en un momento histórico en que la academia nombra a mujeres en espacios de poder, tenemos en la UAH a cuatro decanas y ahora a usted como vicerrectora. Por ser mujer se espera un liderazgo diferente – ¿Cómo toma usted este desafío? –
-Lo tomo como una responsabilidad que tiene que ver con la historia de las mujeres en los distintos espacios laborales, injusto sería pensar que es sólo un logro mío, sino que está sustentado en un largo camino construido por muchas mujeres anteriores a mí. Aquellas que lucharon por el voto, por tener acceso a la educación escolar y luego a la superior. Es importante reconocer que llegar a ser vicerrectora en una universidad jesuita, cuando provengo del mundo laico, es una señal de apertura y de valoración de la diversidad por parte de las autoridades superiores.
– ¿Y cuál va a ser su sello en la UAH? –
-Como sello puedo decir lo que me preocupa y qué miro y cómo lo miro.
– ¿Qué le preocupa? –
-Me preocupa la trayectoria escolar y cómo la universidad aporta en una parte de la biografía de los estudiantes reconociendo que existe una tremenda desigualdad social estructural a la base. Me preocupa que demos oportunidades a través de distintos mecanismos para que efectivamente lleguen nuevos estudiantes y podamos ofrecer diversas alternativas para que su permanencia en la universidad pueda ser exitosa. Nosotros invitamos a diversos jóvenes a la universidad, y debemos reconocer sus diferencias, que son estudiantes que pueden trabajar y estudiar, que cuidan a otros o son jóvenes que tienen hijos, etc. entonces la pregunta es: ¿cómo reconocemos esa diferencia? Por otro lado, entiendo la educación como un derecho y no como un bien de consumo, lo que significa que debemos reconocer que estamos frente a sujetos que en su derecho pueden entrar a la educación superior, si es su opción, y no desde una forma asistencialista. Además, me interesa que aquellos profesionales que ya están trabajando, inmersos en la realidad y que necesiten conocer otras formas de abordar los problemas y requieran volver a la universidad, vean en esta casa de estudios una opción para formarse en su posgrado y aquellos que quieran aportar en nuevos conocimientos, reconozcan en los doctorados la posibilidad de hacer investigación de excelencia. En resumen, podría decir que mi esfuerzo está centrado en las personas.
-En cuanto a la admisión el año pasado no fue fácil: ¿Cómo va a enfrentar esta crisis, tiene pensado sumar nuevas carreras de ingeniería? –
-El año pasado, no solo no fue fácil para la admisión universitaria, sino que para la vida en general, hemos estado enfrentando una experiencia única, como ha sido la pandemia sanitaria por el covid-19. En ese contexto, efectivamente hubo una baja de matrículas en el sistema de educación superior, en general y en particular en esta universidad.
Me parece que buscar alternativas de formación a la propuesta tradicional de la universidad es una formar de otorgar nuevas posibilidades a los estudiantes, que enriquecería el proyecto educativo.
La base en las Ciencias Sociales, Humanidades y el Arte, puede dar origen a una ingeniera o un ingeniero que se posicione desde la complejidad, y puede hacer sentido a las nuevas generaciones de jóvenes cuya preocupación son los problemas emergentes de la sociedad, como el uso del agua, la alimentación, el uso del suelo, de los datos, entre otros aspectos. Quizás en una concepción más tradicional de la ingeniería pueda parecer algo extraño, pero hoy en día hay vertientes de la ingeniería que tienen que ver con la innovación social, con el pensamiento sistémico, con los desarrollos locales, por lo tanto, estoy maravillada con la idea y he estado conversando con algunos equipos y haciendo redes con la Sociedad Chilena de Educación en Ingeniería (SOCHEDI), con el Colegio de Ingenieros y el Instituto de Ingenieros para discutir una futura propuesta.
“Los estudiantes deben saber que están en una buena universidad”
– ¿Qué les diría a los estudiantes que han vivido los primeros años universitarios sin conocer el campus? –
-Yo les envío un abrazo fraterno, sobre todo a los de pregrado de los primeros años, que han estado confinados en un periodo de la vida que se tiene el sueño de la libertad, de entrar a la universidad para conocer gente y otros mundos, incluso físicamente desplazarse hacia otras partes. Esta experiencia de la pandemia ha sido dura para todos nosotros y espero que sea un gran aprendizaje y nos permita ir más livianos de equipaje. Los estudiantes deben saber que están en una buena universidad que les va a permitir conocer otras formas de pensar y otras formas de hacer la vida, que les abrirá mundos. Que se sientan orgullosos, en tanto son una juventud que ha sido protagonista de los cambios que hemos vivido en la sociedad chilena en los últimos años. Tenemos una convención constitucional que escribirá un nuevo capítulo de la historia de nuestro país y ese cambio es gracias a la participación de los jóvenes. Finalmente, mi mensaje es que se tomen la vida, que la vida es de ustedes y debe ser vivida en primera persona. El aprendizaje es una experiencia de presencia.
– Y a los académicos: ¿Cómo le gustaría que la recibieran? –
-Nadie entra a una universidad porque tenga una buena vicerrectoría académica. A una universidad se entra porque tiene una buena propuesta de programas formativos, porque se hace buena investigación. Las vicerrectorías son unidades de apoyo, en particular la vicerrectoría académica es la encargada del fortalecimiento con los establecimientos escolares para dar a conocer a la universidad a nuestros potenciales estudiantes; también de la convocatoria, selección y mantención de los mejores académicos que puedan diseñar e implementar programas formativos de excelencia para todos los tipos de estudiantes en diferentes formatos. Hacer que eso pase, es la responsabilidad de la vicerrectoría.