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Admisión universitaria

Carta al Director del Vicerrector Académico UAH, Eduardo Abarzúa.

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Fuente: La Tercera

 

Señor Director:

 

Este 2023 se habrían cumplido 20 años de la implementación de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) que reemplazaba la Prueba de Aptitud Académica PAA) y que profundizaba la segmentación del entonces sistema educación: municipal, particular subvencionado y particular pagado. Sería reduccionista mirar solo el resultado y no el proceso que ha llevado a nuestra educación como productora y reproductora de la desigualdad en Chile.

Las comunidades académicas advirtieron durante décadas lo que ocurriría en 2019. Desde esa fecha el hacer público se ha concentrado en el acceso a la educación superior, que en primera instancia permitió becas por quintiles y decantó a la gratuidad de hoy.

Un segundo componente fueron los programas propedéuticos de algunas universidades, que abrieron una nueva vía de acceso a la educación superior, que luego se transformaría en una política pública de gran calidad: el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE), que colabora con la transición de estudiantes con más brechas socioeconómicas al ingresar y mantenerse en una carrera.

Éste y la apertura a la admisión directa han sido ciertamente mecanismos que permiten que los instrumentos de medición sean más inclusivos para estudiantes meritorios y con altas asimetrías de origen. Lo observamos en las cifras de selección de la última PAES que coincide con la postpandemia.

Si bien queda mucho por avanzar, hoy tenemos el desafío de acompañar a las y los estudiantes en sus brechas educativas, sus problemas y temores, con una gran empatía e innovación en nuestros métodos y contenidos, en un entorno que nos pide encarecidamente futuros profesionales y ciudadanos con pensamiento crítico, capacidad de diálogo interdisciplinario, adaptabilidad frente a la incertidumbre y capacidad de discernimiento ético.

Como universidades tenemos ese deber que es intrínseco: el de crear espacios que sean puntos de encuentro social e intergeneracional que aporten a la tan anhelada cohesión social.

Eduardo Abarzúa

Vicerrector Académico Universidad Alberto Hurtado

 

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