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Romanet Atenas, abogada UAH: “El ejercicio de memoria es una experiencia de reparación”

Bajada: Romanet Atenas fue de esas alumnas que participó en todas las áreas sociales de la universidad. Hoy, como abogada, forja su camino con los valores que siempre defendió: la justicia y el bien común. Y lo ejerce como asesora del gabinete de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en un momento trascendental en que la memoria y la justicia se toman el debate público.

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Es una de las alumnas más destacadas de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado, reconocida con el premio Alberto Hurtado por su impecable trayectoria académica y participación estudiantil. En 2018 fue elegida “agente de cambio” por su trabajo en la escuela sindical Clotario Blest, organización juvenil que orienta a los trabajadores en cuanto a sus derechos y a cómo organizarse. En 2019 hizo una pasantía internacional en el programa «Teixeira de Freitas», en la Corte Suprema de Brasil, que terminó con la publicación “Las impunidades de ayer son las injusticias de hoy. Análisis de la Ley de Amnistía”.

En 2020 desarrolló como tesina “Análisis comparado del derecho a huelga en la normativa chileno-argentina. Hacia una autonomía sindical”, publicado en la Revista Internacional y Comparada de relaciones laborales y derecho del empleo. Ese mismo año fue ayudante en el Informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2020, elaborado por el Centro de Derechos Humanos de la UDP. Actualmente es parte del gabinete de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Chile. La motiva ser parte de la discusión del golpe de Estado, de la defensa a los derechos humanos y la reivindicación del proyecto de la Unidad Popular en el contexto actual “de la avanzada de discursos negacionistas o antiderechos a nivel mundial”, dice.

Romanet Atenas, conocida como “Roma”, conversa con la que fuera su casa de estudios para recordar su vida estudiantil y la huella que dejaron los rincones de su facultad.

—¿Cuál era tu lugar favorito de la Facultad de Derecho?

—Mientras estudiaba en la UAH, la Facultad no se conectaba con el espacio que ahora está abierto al lado del auditorio, por lo que pasaba mucho más tiempo en el espacio afuera de la biblioteca porque era entretenido poder conocer y conversar con estudiantes de otras carreras. Y si estudiara ahora, mi lugar favorito sería probablemente ese nuevo espacio interconectado.

—¿Qué historia o mitos que se dicen de tu escuela te suena divertido?

—Dada su arquitectura se relacionaba con Hogwarts; similitud que, guardando las proporciones, puede hacerle justicia por sus recovecos, historia y cambios.

—En general fuiste muy buena alumna. ¿Cuál fue el examen más difícil que enfrentaste?

—Derecho Civil I y Penal I, ya que era nuestro primer semestre entrando a los ramos troncales y en paralelo estábamos viviendo una álgida movilización estudiantil, por lo que fue bastante desafiante.

—Recibiste el Premio Alberto Hurtado por excelencia académica. ¿Qué significó para ti este reconocimiento?

—Hizo que el cierre del proceso de pregrado fuese muy especial, sobre todo porque fue un momento compartido con toda la comunidad universitaria con la que conviví ocho años lindos e intensos.

—¿Cómo evolucionó tu escuela desde que entraste a como está ahora?

—Ha sido una evolución en todo sentido, desde la infraestructura, haciendo los espacios más dialogantes con el resto de la universidad, así como en su composición. Ver a compañeras y compañeros siendo parte del cuerpo docente o trabajando en la facultad es genial porque fortalece la comunidad educativa, genera identidad y potencia el talento.

—¿Qué valores crees que los abogados deberían cultivar en el mundo actual?

—El valor de trabajar en equipo, de tener una perspectiva interdisciplinar y de ser creativas y creativos para resolver casos complejos.

—Eres una joven comprometida con la defensa de los derechos humanos. Estuviste en la conmemoración de las y los detenidos(as) desaparecidos(as) por la dictadura en el marco de la Operación Colombo en 1975. ¿Cómo viviste esa jornada y por qué crees importante estar y acompañar a los familiares de las víctimas?

—Fue un día nublado y lluvioso, y a pesar de eso había muchísimas personas, organizaciones y colectivos artísticos, lo que hizo de la conmemoración un día muy especial. Fue una procesión marcada por los encuentros; vi a muchas personas mayores encontrándose, saludándose después de años sin verse, llevando las siluetas de familiares o compañeras(os) que fueron víctimas de la operación montada por la DINA en complicidad con organismos de represión de Argentina y Brasil, en la cual a través de un montaje periodístico se quiso encubrir el asesinato de 119 militantes. Durante el recorrido me encontré con vecinas(os) y amigas(os); uno de ellos me dio la oportunidad de acompañar la silueta del ingeniero químico y militante del MIR Juan Carlos Perelman hasta su ingreso al Museo Nacional de Bellas Artes, cuando fue nombrado como detenido desaparecido.

El ejercicio de memoria, catalizado a través del arte y la cultura en el espacio público, es una experiencia colectiva de reparación.

—Cómo joven abogada, ¿cómo ves la conmemoración de los 50 años del golpe?

—La pregunta da paso a una reflexión interesante y muy importante, por varios motivos. En primer lugar, hacer presente que durante esa época las personas profesionales que pusieron a disposición su conocimiento y su vida en favor de quienes eran perseguidos por el terrorismo de Estado fueron cruciales para la defensa de los derechos humanos, por ejemplo, en la organización de la Vicaría de la Solidaridad o la Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo. La labor de quienes se desempeñaron en esas difíciles circunstancias me inspira y desafía a estar siempre estudiando, estar atenta y comprometida con las necesidades del país.

—Los abogados de la época tuvieron un compromiso social histórico…

—Es importante analizar la labor de estas abogadas y abogados en relación con los familiares de las víctimas de la época, ya que es destacable cómo los familiares a pesar de todo el horror y negligencias por parte del Estado siguen buscando la verdad y la justicia a través de acciones judiciales, ya sea a nivel nacional o internacional, pero siempre por la vía institucional.

En dicha época, ante la crisis institucional, abogados y abogadas debieron pensar “fuera de la caja” para poder dar respuesta y proponer vías que sortearan la dictadura civil militar, lo que da cuenta de la importancia de la formación en derechos humanos de manera transversal en las universidades, sobre todo en las carreras de derecho y con ello, reflexionar en cómo dialogan con la materia y desarrollan una vinculación con el medio asociada a la colaboración con organizaciones de la sociedad civil que son defensoras de los derechos humanos.

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