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Jean Lebrún del Colectivo de Estudiantes con Discapacidad UAH: “Deseamos una comunidad universitaria inclusiva”

El 19 de noviembre el colectivo integrado por estudiantes de la UAH organizó la charla “Experiencias en la formación de agrupaciones de estudiantes con Discapacidad en la Educación Superior”. Aquí Jean Lebrún, Licenciado en Filosofía, describe cómo han trabajado para identificar las necesidades y requerimientos como estudiantes con discapacidad.

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Sólo en Chile viven tres millones de personas con algún tipo de discapacidad y en América Latina son aproximadamente 85 millones. De esta enorme población un 90% no está integrada a la fuerza laboral y sólo un 30% de los niños y niñas asisten de forma regular a algún establecimiento educacional. Y en la UAH: ¿Sabemos cuántos son los universitarios con alguna discapacidad? ¿Sabemos qué necesitan y qué requieren para estudiar y aprender con igualdad de oportunidades?

El Colectivo de Estudiantes con Discapacidad formado por Jean Lebrun, Licenciatura en Filosofía; José Tomás Pávez, Periodismo; Manuel Veliz, Arqueología; Constanza Pérez, Psicología y Sergio Vallejos, Educación Diferencial han trabajado para fidelizar a la comunidad con discapacidad y mostrar sus inquietudes y requerimientos.  Jean Lebrún, actual Licenciado en Filosofía de la UAH cuenta que el proyecto pretende acompañar y facilitar la inclusión de estudiantes con discapacidad a través de diversas acciones orientadas a reconocer sus necesidades, problemáticas académicas y de integración social, e identificar las barreras del entorno, con el fin de transformar la UAH en una comunidad más inclusiva.

Según relata, la inquietud de armar este colectivo surge en el verano del 2020 cuando la institución convocó a distintos estudiantes para conversar de sus necesidades: “Para mí fue una experiencia muy enriquecedora, si bien en mi experiencia universitaria tuve hartas adecuaciones, no me topé con otros estudiantes que tuviesen situaciones parecidas a la mía. Ese encuentro me permitió escuchar las experiencias de otros estudiantes durante tres horas y después pensé que podía ser una buena idea armar un colectivo como un espacio de apoyo para que los próximos estudiantes con discapacidad no tuvieran que vivir el tema de la discapacidad tan solos”, dice.

Lebrun postuló el proyecto a la incubadora y ganó el fondo Incuba que le permitió trabajar este 2021 junto a sus compañeros en la conformación del colectivo y en la realización de la campaña de visibilización para avanzar hacia una comunidad más inclusiva. Según cuenta, adhieren al modelo social que entiende que la discapacidad surge en el encuentro entre una persona y las barreras sociales que impiden su participación plena y efectiva en la sociedad.

 “La inclusión ha transitado hacia un enfoque de derecho que enfatiza la existencia de barreras sociales. Por ejemplo, si los textos que debe leer un estudiante con discapacidad visual están en un formato accesible, él no tendrá dificultades para el aprendizaje, o si la universidad tiene ramplas para los estudiantes con sillas de ruedas, no habrá problemas para acceder al campus de la Universidad”, comenta.  

Respecto a las actividades que realizaron, lo primero que hicieron fue contactar a los jóvenes de distintas carreras, reunirse, conocerse, compartir experiencias y levantar necesidades en conjunto. “Constituir un grupo de apoyo y pertenencia era una prioridad, hemos elaborado un documento con los principios del colectivo y realizamos una campaña de visibilización vía Instagram con distintas piezas gráficas que sintetizan nuestra visión, quiénes somos, cuáles son nuestros objetivos, las necesidades de adecuación metodológica y de infraestructura, qué le pediríamos a autoridades, docentes y compañeros que no tienen discapacidad, para favorecer la inclusión”.

Una de las piezas gráficas dice: ¿Qué adecuaciones en infraestructura necesitamos para desenvolvernos mejor?  Y una de las respuestas es: “Los estudiantes con discapacidad motora requieren que las clases se realicen en las salas de los pisos bajos, por las dificultades para subir y bajar escaleras”. “Que los estudiantes con trastorno del espectro autista (TEA) requieren que, en las salas, se controlen los ruidos fuertes y constantes, dada su alta sensibilidad auditiva”.

– ¿Qué acciones crees que mejorarían la inclusión en la UAH?

-Uno podría decir que lo primero es potenciar el desarrollo de una cultura más inclusiva. Ayudaría que la universidad promueva el ingreso de más estudiantes con discapacidad y los acompañase hasta su inserción laboral, que genere espacios de reflexión y educación en torno al tema de la inclusión y la discapacidad, que favorezca un entorno de valoración y aceptación de las diferencias, que identifique aquellos obstáculos concretos que impiden a los estudiantes con discapacidad acceder al pleno aprendizaje y participación en el sistema educativo, que realice adecuaciones en infraestructura. Por ejemplo, mantención regular de los ascensores, mesas habilitadas en el casino, puestos de trabajos preferenciales en la biblioteca, baños para personas con discapacidad, etc.

– Y a nivel del aprendizaje: ¿Qué deben entender los profesores? –

-En cuanto a los docentes se necesitan ajustes razonables en lo que son las metodologías de enseñanza y evaluación. Por ejemplo, para los estudiantes con discapacidad visual contar con anterioridad con el material bibliográfico digitalizado. Para los estudiantes con discapacidad motriz, contar con las clases grabadas dadas sus dificultades para tomar apuntes. Y que los profesores escriban en la pizarra porque los estudiantes que son del espectro autista tienen más complicaciones para tomar apuntes.

– Nombraste a los compañeros sin discapacidad: ¿Cómo pueden ellos realizar cambios concretos hacia la inclusión? –    

-Primero el uso del lenguaje, hablar de “Persona con discapacidad”, anteponer siempre el término “persona” y entender que la discapacidad es un rasgo de la persona entre muchos otros. Segundo, que valoren el aporte de los estudiantes con discapacidad, aunque estos no puedan hacer lo mismo que el resto o alcancen sus objetivos académicos de otra manera. Se suele pensar que en las evaluaciones se les dan más facilidades a los estudiantes con discapacidad, y esto sin entender que los ajustes razonables que se llevan a cabo en las adecuaciones metodológicas son para generar igualdad de oportunidades en el aprendizaje.

El colectivo realizó  su primera charla “Experiencias en la formación de agrupaciones de estudiantes con Discapacidad en la Educación Superior” el viernes 19 de noviembre. Lo organizaron en conjunto con el Movimiento de Jóvenes Ciegos Chile y Activistas por los Derechos de las Personas con Discapacidad y participaron Tomás Montenegro Licenciado en Derecho P. Universidad Católica, María Belén Lagos, Licenciada en Letras Inglesas y Cientista Política P. Universidad Católica más Incuba UAH. En la actividad abordaron los derechos y la normativa externa e interna, el modelo de discapacidad, las experiencias de asociatividad en la educación superior, cómo se reconoce la discapacidad como una identidad política y los desafíos para la inclusión que tiene la educación, el rol de los docentes y de la institución. “Para nosotros es súper importante este encuentro porque hoy la inclusión es una palabra muy presente, que creemos debe alcanzar mayor fuerza en nuestra universidad. Deseamos una comunidad universitaria inclusiva para los y las estudiantes con discapacidad”, concluye Lebrún.

 

 

 

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