Durante esta etapa de lanzamiento de nuestro nuevo sitio web, escríbenos tus dudas, consultas o comentarios al WhatsApp +569 3455 2723.

La socióloga UAH, Julieta Vivar invita a vivir la fiesta de los muertos en Putaendo

Este año es la segunda vez que organiza la Noche Cultural Mexicana que rinde honores a nuestros ancestros y lo hace en su centro cultural Tuercaraña en Putaendo, ubicado en la quinta región. Aquí, Julieta Vivar reconoce qué habilidades le entregó la sociología para tener este diálogo comunitario y cuenta lo orgullosa que se siente al ver cómo su Universidad ya cumplió 25 años: “Hoy, cuando miro hacia atrás, tengo la sensación de haber sido parte del origen de la UAH de ahora, y me da orgullo haberla visto crecer”, señala.

  • Compartir
  • Facebook
  • Twitter
  • Linkedin
  • Whatsapp

En el 2019 creó el Centro Cultural Tuercaraña ubicado en la cima de la ciudad de Putaendo donde a diario llegan niños, niñas, niñes y jóvenes a practicar artes circenses con actividades como malabarismo, acrobacia, danza aérea, talleres de artes plásticas, escalada y lo hace con una mirada social y e incorporado todo lo que aprendió en sus trabajos anteriores: “En Tuercaraña yo pongo en juego todos mis saberes: mi experiencia de trabajar con personas de todas las edades y sus comunidades, lidiar con lo estatal, y sobre todo ¿sabes qué?  yo misma hago mis encuestas, estudios de mercado, ordeno mis registros, y ayudo a otros porque me es muy fácil. Siento que no ha sido difícil porque la sociología me entregó, sin saberlo ni haberlo previsto, ni siquiera soñado, herramientas necesarias para emprender”, señala.

Julieta es de las primeras generaciones de sociólogos titulados de la UAH, cuando la escuela era pequeñita y parte de la vida académica era compartir con los profesores en todos lados: “Eran personas cercanas, todos eminencias en lo que hacían como Pancho López o Aldo Mascareño… Sentirme tan cerca de los grandes pensadores, de grandes cientistas sociales, era un placer, incluyendo el acceso a la biblioteca del ILADES, que entonces era como la biblioteca de una casa: su encargada muy cercana, teníamos acceso a los estantes y era todo muy acogedor”, dice.

El sello profesional y humano que marca su trayectoria, tiene que ver con la confianza que le entregaron sus profesores: “Creían mucho en nosotros y en los caminos que cada uno elegía. Rigurosidad en el método y libertad de acción en todo lo demás, más un compromiso social fuertemente promovido desde el rector, que en ese entonces era el padre Montes, pero principalmente por nosotros mismos; todas y todos veníamos con una fuerte vocación por lo social”, dice.

– ¿Cómo fueron tus inicios laborales? –

-Comencé a trabajar de forma remunerada bastante rápido: transcribiendo entrevistas, guiando focus, elaborando informes, no me cabe duda de que los estudiantes de sociología fuimos los primeros contratados en los Centros de estudios, consultoras y observatorios que nuestros entusiastas profesores estaban levantando. Hoy pienso que el sello de la UAH en ese tiempo era ser parte de algo que está comenzando, algo pequeño, y crecer con él. Hoy, cuando miro hacia atrás, tengo la sensación de haber sido parte del origen de la UAH de ahora, y me da orgullo haberla visto crecer, como vi crecer las carreras de mis compañeras y compañeros, y notar que la mía toma un bello rumbo.

– ¿Qué herramientas te entregó la sociología para emprender Tuercaraña? –

-La sociología te ordena, te da estructura, te entrega elementos para comprender, te enseña a relativizar las opiniones, a buscar y a contrastar. Es una carrera que te da fuerza, claridad mental y por supuesto, ansias de saber cada vez más. Yo no sé si esto me lo entregó la sociología o estoy hablando de mi forma de ser, pero llegué a la sociología porque quería libertad, quería una carrera que me abriera mundos, no que me los cerrara. A mí me gustaba mucho el arte, la literatura, la historia, las matemáticas (aunque nunca fue buena). En lo personal, siempre busco la estructura, explicarme las cosas, y la metodología de las ciencias sociales es una herramienta que ha ido conmigo porque es muy rigurosa. A mí la sociología me dio la libertad que siempre quise. He estado en las minas de cobre, en comunidades mapuche, en la ruralidad más aislada, trabajé en escuelas muy numerosas, y haciendo sociología me sumergí también en los archivos históricos de Chile. Ha sido fascinante el camino.

– ¿Cuándo uno escucha decir que armaste un centro cultural en la cima de un cerro de un pueblo pequeño, se puede pensar que es una locura? –

– Pero mira, la pandemia me dejó sin trabajo y me vine a Putaendo a hacerme cargo, junto con mi hermana, de un galpón que mi papá nos dejó como herencia. Decidimos abrir este centro cultural y la escuela de circo primero por nuestros hijos que son todavía pequeños, por el sector y por el pueblo, que queremos mucho. Hasta aquí, lo que te cuento puede parecerte muy raro, o muy distante de la sociología, pero en Tuercaraña yo pongo en juego todos mis saberes: mi experiencia de trabajar con personas de todas las edades y sus comunidades, lidiar con lo estatal, y sobre todo ¿sabes qué? ¡que yo misma puedo hacer mis encuestas, estudios de mercado, ordenar mis registros, y puedo ayudar a otros porque me es muy fácil! Siento que no ha sido tan difícil puesto que mi carrera me entregó, sin saberlo ni haberlo previsto, ni siquiera soñado, herramientas necesarias para emprender.

-Son dos años de trabajo: ¿Qué falta a nivel regional para potenciar lugares de desarrollo artístico y cultural?-

-Por un lado, lugares como Tuercaraña, o centros culturales o agrupaciones artísticas de la Región de Aconcagua necesitan medios de comunicación que hablen sobre lo que aquí hacemos, porque los medios impresos, que en las zonas rurales eran tan importantes, sucumbieron. Hoy tenemos que pagar en la radio y en las redes sociales para informar bien.

Por otro lado, el esfuerzo para desarrollar el arte y la cultura en nuestros territorios es muy alto: las comunidades están muy mal comunicadas (pocos medios públicos de transporte, caros, de malísima calidad y poca recurrencia), los municipios no impulsan el desarrollo cultural como uno quisiera, y en general una falta de programación a corto y largo plazo.

-Ahora estás preparando la fiesta mexicana: ¿Cómo surge la idea? –

-Esta es una pregunta muy bonita, gracias por hacérmela. En México, donde yo nací, se realiza cada 31 de octubre y 1 de noviembre el Día de Muertos, es una tradición muy hermosa que cada año gana más adeptos en el mundo. Desde hace un tiempo, yo había estado haciendo altares comunitarios: nos juntábamos un grupo de amigos y amigas y cada quien traía la foto de su difunto, y la comida para compartir, flores, velas, etc., y se hacía una conmemoración, todo como en México. Al llegar a Putaendo decidimos hacer lo mismo, pero ahora en Tuercaraña, que es nuestro lugar. El 2021 había sido muy emocionante porque la comunidad Tuercaraña había crecido mucho, y quisimos compartir la tradición con todos nuestros alumnos de circo, y con sus familias, y de ahí rápidamente, a punta de cariño, creatividad y ganas de aportar a algo colectivo, creció la propuesta a lo que es hoy, un espectáculo que convoca al mundo de la cultura, el arte, amantes de México y sus rancheras, y en general a todos los curiosos de la tradición mexicana de Día de Muertos.

Nosotras nos sentimos muy afortunadas porque aquí en Putaendo la colonia mexicana no sumamos más de 5 integrantes, entonces somos nosotros cinco más la familia de acróbatas, malabaristas, cantantes, actrices y bailarines locales. Este año vamos por la 2ª Noche Cultural Mexicana, tendremos un show infantil, el estelar “Calaveritas”, el altar gigante, mucha comida mexicana, bar y una pista de baile para que vengan a bailar los vivos y los muertos.

La fiesta es el próximo 5 de noviembre a las 19:00 horas en Carretas del llano 930, Putaendo, Valparaíso. Toda la información para participar y comprar entradas está en el IG  _tuerca_arana_

 

Noticias Relacionadas