Fuente: La Tercera
Más allá de frases desafortunadas que en los últimos días han dado que hablar en el mundo político y en la propia ciudadanía, es importante señalar
algunos aspectos técnicos que pueden aportar a la discusión en torno al abordaje de la seguridad pública en zonas rurales:
Usualmente se habla de ruralidad como una cualidad homogénea del territorio basada en su densidad poblacional y extensión territorial. Sin embargo, existen características propias de las actividades productivas e identidades culturales de sus habitantes que permiten identificar diversas dinámicas. De esta forma, es posible encontrar una ruralidad agrícola tradicional, agroindustrial, forestal, indígena, costera, minera, aislada de frontera, periurbana, turística, ganadera extensiva, entre otras.
Desconocer esta heterogeneidad imposibilita abordar los problemas de seguridad de cada una de ellas que, en muchos casos, se entrecruza.
Esta diversidad, evidentemente se refleja en manifestaciones criminales que adquieren características distintivas en el contexto rural. El abigeato, la piratería marítima, el robo de madera, la sustracción de minerales y el tráfico ilícito de personas, mercancías y sustancias a través de zonas rurales fronterizas, aprovechan las particularidades geográficas y la limitada presencia estatal para establecer mercados delictivos organizados, a ellos, se suman las violencias y delitos que tradicionalmente han estado presentes en estos territorios, como violencia intrafamiliar, consumo abusivo de sustancias, robo de maquinarias y diversos delitos ambientales, entre otros.
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