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Más sanas y felices

Columna de opinión de Isidora Bilbao, académica Psicología UAH y Cecilia Moura, Directora Ejecutiva Organización Pulso Austral.

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Fuente: El Mostrador 

¿Qué se le viene a la cabeza cuando escucha la palabra “adolescente”? Seguramente cosas como “problemas”, “personas irritables o malhumoradas”, “riesgo”. Puros adjetivos negativos. Si esto lo pensamos para jóvenes en general, cuando se trata de mujeres, estos conceptos son aún más claros y específicos.

Al menos en el mundo occidental, las niñas adolescentes son vistas como irracionales, no se puede confiar en ellas, impredecibles, irresponsables y descontroladas. Es muy raro que pensemos en cosas positivas cuando pensamos en ellas. Haga usted mismo el ejercicio.

En general, esto se debe a prejuicios que están muy presentes y naturalizados en nuestra sociedad, y que tienen que ver con discriminaciones de género. En ese sentido, durante la adolescencia las niñas sufren una doble discriminación: por un lado, por ser menores de edad, y por otro por ser mujeres. Así, esta etapa de la vida es experimentada de manera distinta entre ambos géneros, cargando las mujeres con el peso de los estereotipos que entrega la sociedad. Es por este motivo que la UNICEF ha descrito a las niñas adolescentes como uno de los grupos marginalizados de la sociedad a nivel global…

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