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Estado, empresa y equipos de trabajo: Unidad indivisible para la salud mental

Los académicos de la Facultad de Psicología, María Loreto Molina y Fernando Contreras, escriben acerca de los ambientes laborales seguros.

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Fuente: Radio U. de Chile

Tras la crisis causada por la pandemia, así como las guerras que afectan al mundo y las contingencias locales, las organizaciones en Chile experimentan una alta demanda de productividad y optimización de recursos. Esto se ha traducido en que, tanto líderes como sus equipos, deban cumplir sus metas en contextos de alta demanda, erosionando muchas veces la salud mental de las personas.

Desde hace varios años vemos como la depresión, la ansiedad y el estrés se expresan en el trabajo con preocupantes índices. En los últimos años, las personas afectadas irían desde el 19% (2018, OIT) a 33% (2017, OMS). En Chile tenemos cifras que ponen a estos diagnósticos como la segunda causa de licencias médicas (2020, Min. de Salud) por encima de cuadros como diabetes e hipertensión.

Frente a esta realidad, el mundo del trabajo, las organizaciones, sus ejecutivas/os y trabajadoras/es, así como el Estado ¿se están haciendo cargo? ¿se podrá hacer algo más? En general se visualiza que todos, desde su vereda, han aceptado el desafío de cuidar y fortalecer la salud mental, pero aún existe un amplio espacio para crecer.

Es por eso que hoy queremos relevar la importancia de los equipos de trabajo. Dado que el día a día de las personas sucede mayoritariamente en sus interacciones con sus pares y en relación con su jefatura, cabe preguntarse: ¿pueden los equipos constituirse como ecosistemas que favorezcan el desarrollo profesional y la salud mental? ¿Qué rol le compete a un líder en la promoción de un ambiente laboral saludable?

Las relaciones interpersonales de un equipo constituyen un sostén emocional y práctico para sus integrantes, ya que pueden ser una fuente permanente e inmediata de apoyo social y en consecuencia de cuidado. Esto significa que los equipos pueden emerger como una red segura de apoyo frente a las eventualidades que trae el quehacer diario.

Dicho de otro modo, y respondiendo la pregunta inicial, sí se puede hacer algo más. Los integrantes de un equipo de trabajo junto a su líder pueden de crear un espacio de seguridad psicológica, donde la aspereza del trabajo se compense con la búsqueda grupal de soluciones y de apoyo mutuo, lo que a su vez favorezca la salud mental individual.

Los buenos equipos no son infalibles, pero se diferencian de los demás en que sus integrantes, si cometen un error, son capaces de abordarlo en una conversación abierta y de esta forma construyen relaciones, estilos de trabajo y una cultura organizacional de confianza. Gracias a la consideración y respeto, las personas experimentan que la solución no depende solo de ellas y que en un equipo siempre hay apoyo, tanto en lo intelectual como en lo emocional.

María Loreto Molina, docente del Magíster en Gestión de Personas en Organizaciones

Fernando Contreras, académico de la Facultad de Psicología

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